TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Marcial, que me dijo: - Hola, Tania. Y me cogió las manos y me dio dos
besos en las mejillas. Luego me dijo, delante de Marcial: - Quiero conocer
a una mujer como tú. Pero, enseguida Marcial le dijo: - Pues, resulta que
ésta es mi mujer, así que cállate. Andrés, entonces, contrariado, nos invitó
amablemente a un vino. Pero, Marcial le dijo que no, que nos
marchábamos, y encima va y le dice: - Mañana ya hablaremos muy
seriamente tú y yo. Después, Marcial se enfadó conmigo y me dijo todo
enojado: - Pero, tú, qué les haces a los hombres, siempre igual. Nos fuimos
para casa. Y aquella noche él no podía dormir y me abrazaba. Yo le dije: -
No me toque. Él luego se arrepiente de lo que hace, pero a mí me toca
tratarlo duro, porque ya estoy harta de tanta pendejada, y le digo a Marcial
que me voy a ir para Colombia con mis hijos, que son los que
verdaderamente me necesitan. Después él se porta de nuevo bien, y así
vuelta a empezar.
Marcial quiere que deje de trabajar. Pero, yo ya le dije que no, y que no
vine a España para vivir de las estrellas. A mí ya se me ha pasado el tiempo
de vivir de las estrellas, o de permanecer todo el tiempo dependiendo de un
hombre. Yo sé que tengo que trabajar, porque pronto me hago vieja y qué.
Cuando estaba trabajando en el piso, que todavía no me habían salido los
papeles, vinieron los de Extranjería un día. Yo cogí mucho miedo, y decidí
quedarme en casa durante unos días. Pero, luego regresé al piso de Marta.
Le dije a Marcial que necesitaba trabajar, para mandarle a mis hijos. Yo no
soy mujer de estar pidiendo todo el tiempo, tal vez es que soy boba. Ya no
era capaz en Colombia.
Durante el tiempo que estuve sin ir al piso a trabajar, Magally fue la
persona que todo el tiempo me tendió la mano. Ella me ayudó sin pedirme
nada a cambio. Me traía costuras y también una máquina de coser. Así,
estuve cosiendo, le hice dos blusas a Ángeles, le arreglé la ropa de las hijas,
y me hice también un vestido para mí. Pero, al cabo de unas semanas, le
dije a Marcial: - Mire, a partir del lunes yo voy a trabajar al piso de Marta.
Yo sabía que Karen estaba en la misma situación que yo, con la orden de
expulsión, y que seguía trabajando igual en el piso de mi hermana. Marcial
me dijo: - Ya vuelves a las andadas. Y yo le contesté: - Hay putas por
necesidad y putas por gusto. Y yo no soy mujer para estar haciendo
costuras y ganar unos pocos euros. Le dije también que él no tenía ningún
compromiso conmigo, que lo dejaba libre, que yo lo que necesitaba era
trabajar. Yo entonces ya estaba cansada de andar con miedo por todas
partes, como un perro asustado. Para llevar esa vida ya estaba así en
Colombia.
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