TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Luego, alquilé un piso en Ponte Lima con una amiga. Aproveché para
descansar y para conocer Braga. Me gustó mucho esa ciudad, me recordaba
un poco a Sâo Paulo. Así que me marché a vivir allí. Alquilé un piso al
lado de un shopping y me fui a hacer una plaza a Lisboa. No quería
trabajar en Braga, sólo quería estar allí para vivir.
Mis amigos rusos
Llegué a Lisboa y fui a un café que sólo tenía cuatro chicas. Pensé: yo aquí
no hago un puto duro. Entonces, la señora me invitó a almorzar y la comida
ya no me gustó mucho. Cuando abrió el café había muchos marroquíes, me
sorprendió bastante. Trabajé bien… Lo que pasa es que allí la higiene es
pésima. No hay bidé y tienes que utilizar toallitas humedecidas y jabón, y
papel de cocina para limpiar a los clientes. El pase era de veinticinco euros
(veinte euros para la chica y cinco para la casa). Durante quince días
entraron muchos marroquíes y nigerianos.
Terminada la plaza, regresé a Braga para descansar. Descansé en casa
como una semana. Y de ahí me fui a otra plaza. Me fui a un club en
Barcelos. Es el único club que hay allí, y está en medio del monte. Tenía
mucho movimiento. En una noche me hice quince pases… Allí una noche
hubo un asalto. Gracias a Dios, yo no estaba porque me había ido de
marcha con unos chicos brasileros. Le dieron una paliza a la dueña, pero
ella no les dio el dinero. Lo tenía enterrado en medio del monte. Los
ladrones se cansaron de buscar y al final se marcharon. Al día siguiente yo
la vi con la cara toda magoada.
Pasada una semana, una de las chicas dio el chivatazo de que iba a venir la
policía. Entonces, una amiga y yo nos escapamos y nos escondimos en
medio del monte, con la ropa de trabajo, tal como estábamos en el club,
porque cuando nos enteramos ya estábamos en el salón. En el club sólo se
quedaron las chicas que tenían papeles.
Ese club es bueno porque abre a las diez de la noche y cierra a las cinco de
la mañana. Allí también conseguí hacer un amigo que era taxista. Lo
llamaba cuando necesitaba ir a algún sitio y él me venía a buscar.
Me quedé tres meses en Barcelos. Pasado ese tiempo, mi amigo me llevó a
Aveiro y me presentó a una amiga suya que tenía un piso. Y en ese piso me
quedé unos cinco meses. Trabajábamos sólo dos chicas en el piso, yo y otra
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