TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

sabe o tanto de problemas financieiros, vai picando para tras para eu resolver e ela sabe
disso. Me telefone sempre quando voçê puder.
O que eu puder fazer aquí por voçê eu faréi com todo bom coraçâo. Jesus derrame a
mais bela abençâo do Ceu sobre voçê e a minha filha. Espero em Deus e em voçê que
minha filha terá sempre um cantinho no seu coraçâo. Nunca a abandone em nome de
Jesus, em nome do amor dos seus filhos; em nome do amor da sua mâe e em nome da
minha amizade por voçê. Que Jesus esteja sempre com voçê, e livre de todo mal.
Na sua solidâo, na sua saudade dos seus, leia a biblia jumto com a Kelly e medite no
Pai e o mais ele fará na vida de voçê. Fiquem com Deus hoje e sempre.”
La chica rumana
Comencé a trabajar en un club en León que se llamaba “El Vellocino de
Oro”. Me quedé como unos cuatro meses. Fue bien. Los clientes eran así de
clase alta: abogados, médicos, etc. No eran gente loca. Trabajé bien. Todos
los días tenía que pagar treinta y cinco euros de casa, trabajase o no
trabajase. La comida no era muy buena. Había un pasillo muy largo, una
cosa un poco extraña. Por las noches escuchabas un montón de ruidos. Allí
hice amistad con muchas personas que luego me ayudaron. En el club había
muchas rumanas.
Un día llegó una rumana muy bonita, que no sabía hablar ni entendía nada,
ni se sabía vestir. Todas se reían de ella. Yo la cogí un día y le dije: - Oye,
ven para acá. La llevé a la habitación y la cambié toda. Era muy bonita y
tenía un cuerpo precioso, lo que pasaba es que no tenía ni idea. Después,
me abrazó y me dijo un montón de cosas, que yo no entendí nada. Creo que
me dio las gracias, pero no entiendo el rumano. Desde entonces, ella
empezó a trabajar muy bien.
Los clientes
Durante ese tiempo sólo salía a la calle con un amigo taxista que me
llevaba para ir al banco o al mercado. Me acuerdo que conocí allí a un
cliente que era vendedor de coches. Siempre subía con una amiga. Pero, un
día esa chica no vino y me acerqué a él. Subí con él a la habitación. Me dijo
que no era feliz. Le pregunté que qué le pasaba. Y me dijo que tenía un
problema: que era maricón. Subimos juntos varias veces. Era yo quien me
lo follaba. Al principio le metía el puño. Luego, utilizamos un vibrador.
También charlábamos mucho. A veces él quería tener nuevas experiencias
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