TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Los años difíciles
Somos seis hermanos. Tres mujeres: Gladis, yo y Romelina; y tres varones:
Ernesto, Adolfo y Jaime. A mi hermano Adolfo le llaman “Pulgarcito”
porque es inmenso, grande y gordo. Mi hermana Rome y yo somos las
únicas de la familia que nos hemos venido para España. Tengo dos
hermanos en las FARC. Yo no estoy de acuerdo con eso. Estoy segura de
que ellos tuvieron que ver con alguna de las masacres como la de Bajo
Caguán en la zona de distensión. Mi hermana Gladis, que vive en Medellín,
ya me propuso que colaborase con ella en el intercambio de armas y de
móviles. Las armas se sacan de Medellín muy fácil. Allá están las milicias
urbanas. Y de esa manera han hecho la fortuna que tienen.
En el atentado contra el batallón Rook mi hermano tuvo mucho que ver.
También en la voladura del puesto de policía del Tolima, en Ibagué.
Durante el año 1998 tuvimos que acoger en casa a mi hermano, su mujer y
sus dos hijos. Estuvieron escondidos todos como un mes en Villa
Margarita. Fue una época de gran zozobra. Mi hermano luego marchó para
Cali, donde pasó a formar parte de las milicias de Cali.
Cuenta Rome, que una noche en Cali mis hermanos y los de las milicias
cogieron a un indigente, lo emborracharon y luego lo mataron. Lo arrojaron
al río Cauca. Eso es lo que se llama en Colombia “la limpieza” o “la mano
negra”. Matan a indigentes y drogadictos. Pero, la verdad es que se
convierte en un deporte. La tal “limpieza” es un puro deporte. Y no siempre
son los paramilitares los que matan a los indigentes. También son las
milicias de las FARC.
Una noche, cuando estaba en la oficina, me llamó la atención que hacía
unos diez minutos que había llegado un muchacho de buena planta, que me
preguntó cuánto costaba el curso para el carnet de conducir. Pero, me llamó
la atención que él preguntaba y se interesaba mucho por la gente del
segundo piso. Estaba muy nervioso y al bajar las escaleras le vi el revólver.
Yo tenía miedo, sobre todo por mi hija que iba a venir pronto. Bajé las
escaleras, crucé la calle y vi que las placas de los carros eran de Bogotá.
Los carros estuvieron dando vueltas alrededor de la oficina. Pero, en ese
instante llegó el amigo de mi jefe y nos llevó a mi hija y a mí.
Mi hermana Gladis hizo mucho dinero llevándole los móviles a la guerrilla
en la zona de distensión. Gladis y yo nos parecemos mucho. Lo único que
yo tengo más pechuga que ella, pero en la cara somos idénticas. Mi
hermano Jaime, que es el más pequeño, es también el más terrible. Los tres
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