TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

El alquiler del piso lo pagamos entre Sandra, Orlando y yo. Silvia y la
rumana no contribuyen en los gastos, sólo están para trabajar en el piso. Sin
embargo, Sandra se queda con todo el porcentaje. Eso es lo que tampoco no
entiendo. Si todos contribuimos con los gastos, ¿por qué no participamos
también en los beneficios? Ya la rumana está viviendo en casa. Yo no
tengo nada en contra de esa chica, pero al menos Sandra debería habernos
consultado que se iba a quedar en casa. De esta forma, Sandra me
demuestra que hace lo que le da la gana y que mi opinión no importa para
nada. Yo sólo estoy en el piso para pagar las cuentas.
Erika también se marchó del piso. Fue también una confusión. Erika apuntó
un día los nombres de las medicinas de Sandra y se fue a la farmacia para
preguntar. Así fue como descubrió que Sandra tiene sida. Después, Erika
habló con Silvia y le dijo que si Sandra no dejaba de trabajar la iba a
denunciar a la policía. Erika y Silvia discutieron mucho a consecuencia de
eso. Silvia le dijo a Erika que qué clase de amiga era ella. Y luego, Erika se
fue del piso. Ahora creo que vive con Luana, la amiga de Silvia, en las
Fontiñas.
Los clientes
Hay de varios tipos. Hay clientes que son educados, que te respetan. Hay
otros que quieren pasarse del límite, hacerlo sin condón. Yo hablo con
ellos. Trato de convencerlos, para que el cliente se quede tranquilo y vuelva
al piso. Tratar bien a los clientes en este trabajo es fundamental. Pero,
tienes que colocar los límites al principio, para evitar problemas.
Un día, por ejemplo, un cliente vino al piso borracho y no conseguía
correrse. Cuando pasó el tiempo picaron a la puerta y él se enfadó.
También quería hacer francés sin condón. Entonces, pidió hablar con la
encargada. Sandra no estaba en el piso en ese momento, y vino Patricia.
Habló con él y le explicó que nosotras no besábamos en la boca con la
lengua y que si quería quedarse más tiempo tenía que pagar más. Por fin,
como estaba enfadado conmigo, quiso quedarse con Patricia. Y luego se
enfadó también con ella porque tampoco conseguía correrse con Patricia.
Eso es lo que yo llamo pasar los límites: intentar forzar la situación, querer
hacer cosas que una no tiene voluntad de hacer.
Tú puedes hacer un montón de cosas con el cliente. En media hora da
tiempo de sobra para hacer sentirse bien y dar placer a un hombre. Por eso
es muy importante poner las cosas claras desde el principio y trazar los
límites.
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