TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

MARCELA
Un niño afeminado
Nací en un barrio de Rio el 29 de noviembre de 1976. Era un barrio
sencillo, y tenía muchos amigos. Me llevaba bien con todo el mundo. Vivía
con mis padres y con mis dos hermanos. Éramos tres hombres y una mujer,
aunque mi hermana estaba casada y ya no vivía en casa. Era una vida
sencilla. Mi madre siempre trabajó mucho para ayudarnos. Mi padre era
policía militar, y era un hombre muy agresivo. Le pegaba a mi madre. Eso
es lo que recuerdo de mi infancia. Me llevaba bien con la gente, mi madre
me protegía mucho,… Con nueve años mi padre me dio una paliza porque
descubrió que yo era un niño afeminado. Mi casa era como un cuartel
militar. Yo desde pequeño fui muy apegado a mi madre y siempre jugaba
con las niñas. A mi padre eso le daba mucha rabia, y no lo aceptaba. Me
dio una paliza y me cortó el pelo al cero. Se avergonzaba de mí, y yo
también me avergonzaba de él. Al mismo tiempo, mi madre se daba cuenta
de todo. Y esta situación hizo que mis padres discutieran en casa.
Mi madre no es que aceptase que yo fuese un niño afeminado, sino que
procuraba pasar la mano por la cabeza. Ella me daba su apoyo. Sin
embargo, mi padre le decía a mi madre que prefería tener un hijo marginal,
delincuente y traficante que un hijo afeminado. Mi madre intentaba
también estar a todas horas conmigo, protegiéndome, y no me dejaba solo
con mi padre.
Con 11 años mis padres se separaron. Mi madre quedó prácticamente en la
ruina. Todos los días venía gente a llamar a la puerta de nuestra casa.
Debíamos el alquiler, todo… Tuvimos que dejar nuestra casa y nos fuimos
para la casa de mi tía. La casa estaba en una calle diferente, pero en el
mismo barrio. Fue difícil adaptarme al nuevo ambiente.
Mi hermano mayor también me rechazaba como hacía mi padre. Después,
mi padre se fue a vivir con una prostituta. Se conocieron en una casa de
citas. Esa mujer tenía tres hijos. Nosotros comenzamos a rehacer nuestra
vida. Yo empecé a identificarme mucho con mi prima, que en aquella
época era una adolescente. En ese período, que yo tenía unos 12 años, tuvo
lugar mi primera relación sexual. Jugando al escondite. A mí me gustaba
mucho un chico. Él me tocó, y me preguntó si yo quería tener una relación
con él. Yo tenía mucho miedo. Me apetecía, porque me sentía atraído por
los hombres, pero al mismo tiempo me daba miedo, tenía miedo de que me
pudiesen hacer algún daño.
441