TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

era de Sâo Paulo y que estuvo en el piso trabajando unos días y luego se
marchó para Italia.
Cuando vi que apenas trabajaba, porque siempre que había algo tenías que
usar drogas, decidí marcharme. Marilene también vino conmigo, porque
ella a pesar de que sí aceptaba tomar drogas, en realidad no le gustaban y
además estaba trabajando menos de lo que había pensado al principio de
que iba a trabajar allí.
El travesti me informó de otro piso en Murcia, que según él se trabajaba
bien, y que había más chicas, no tantos hombres. Y entonces nos fuimos
para allí. Cogimos un taxi, porque era cerca y nos fuimos para el otro piso.
Antes, contactamos por teléfono con ellos y ya nos dijeron que fuésemos y
nos dieron la dirección.
Los propietarios eran una pareja, un murciano y una gallega. Tenían dos
pisos, uno de trabajo y otro para trabajar y también para dormir. Nosotros
fuimos a trabajar al primero y luego por la noche íbamos a dormir al
segundo. Al tercer día ya me cansé, teníamos que coger siempre un taxi y
eso. Yo entonces me quedé para trabajar y dormir en el mismo piso. Y
Marilene siguió yendo y viniendo, porque a ella no le gustaba la dueña, que
se quedaba en el segundo piso.
Allí estuve durante una semana. El trabajo no me fue nada bien. Había ya
muchas chicas. En el primero eran unas cuatro, un travesti brasilero, dos
colombianas, Marilene y yo. Y en el segundo tenían unas diez, mucha
colombiana, creo que dos brasileras y dos chicas que eran bien blanquitas,
creo que eran rusas.
Marilene siempre trabajó más que yo, porque ella es más habladora y
también se maquilla y arregla mucho. Y yo, en cambio, ya sabes, mi
manera de ser es bien distinta, soy una persona muy callada y no me
maquillo nada, y me gusta llevar una ropa normal, mi falda vaquera y una
camiseta, como ahora, como voy siempre. No me gusta vestirme como ella,
que usa una ropa muy llamativa o que a veces casi no lleva nada, va como
desnuda.
Después, Marilene tuvo una pelea con un cliente y se fue. Yo me quedé una
noche más y al día siguiente también me fui. Regresé a Galicia a finales del
2003. Volví para Ferrol a trabajar en el club de As Pontes de nuevo. Allí
me encontré con los mismos clientes, con la gente que ya me conocía, y las
compañeras también eran las mismas, porque en ese club apenas cambian
las chicas.
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