TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

El día 4 de enero nació mi hijo Manuel. Todo salió bien, gracias a Dios.
Estuve seis días en el hospital y luego regresé a casa. Después, me pasé un
mes y quince días en casa sin trabajar. Pasado ese tiempo volví al club de
Ramiro. Mi padrastro vino de Brasil para ayudarme a cuidar a mi menino.
Aún hoy él está en casa y yo le pago trescientos euros al mes por toda su
labor, pues yo no tengo tiempo y tengo que trabajar. El dinero no me
alcanza para nada. Seguí trabajando en el club durante unos meses, pero el
trabajo estaba muy flojo, venían pocos clientes y todos dicen que no tienen
dinero, que la vida está mal…, que sólo van al club a tomar una copa.
Ramiro se fue metiendo cada vez en más y más problemas. Primero echó a
las tres dominicanas porque se emborrachaban y luego se peleaban entre
ellas. Les dijo que no quería volver a verlas nunca más, y una de las
dominicanas le dio una patada a la furgoneta de Ramiro que luego tuvo que
hacer un arreglo de seiscientos euros. Se fueron unas y vinieron otras.
Luego, Paula se marchó, y Ramiro y ella brigaron muy feo. Decidí
marcharme y después estuve trabajando en el piso con Isabella durante un
par de meses. Como Isabella no para quieta en ningún sitio, al final me cogí
mi piso y ahora trabajo con algunas brasileras. Sé que hay que tener
paciencia… Pero, yo necesito entre dos mil quinientos y tres mil euros
todos los meses. Esa es la cantidad suficiente que necesito para mis gastos
aquí y también para enviar a Brasil. Aunque, todo el mundo dice que el
trabajo está malo en todos los sitios.
El preservativo
Aquí en España trabajar en la prostitución es más difícil. Casi todos quieren
follar sin condón. Yo, que ya he trabajado en la prostitución en Brasil,
puedo decir que allá no ocurre eso. En el club donde trabajé en Brasil, los
clientes llegaban, escogían a la chica y si subían a la habitación se
duchaban antes y después de hacer el pase. Sin embargo, aquí en España
los clientes vienen al club y eres tú la que tienes que acercarte, conversar y
convencerlos para subir a la habitación. Y cuando estás en la habitación,
eres tú la que tienes que lavarles la polla. Les dices, ven que voy a lavarte,
y ellos te contestan que no, que ya se han duchado, que no les hace falta
lavarse más, y eso de que ya se han duchado no es verdad, que llega cada
uno oliendo…, y si insistes, enseguida se enfadan y te dicen: - ¡Me cago en
Dios, ya te lo he explicado! Además, aquí en España son mucho más
exigentes, y siempre te piden hacerlo sin condón. De cada diez que entran
en el club, hay uno que no lo pide. Sobre todo los viejos, esos no quieren ni
uno usar el condón.
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