TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

ese tío, que quizás pueda ayudarte y encontrarte un trabajo. Yo pensaba un
poco en todas esas cosas, y entonces aquel hombre comenzó a hablarme y a
contarme todos sus problemas, que él trabajaba de electricista en el
astillero, pero que apenas había trabajo, y que estaba pasando por una
situación difícil en ese momento… Yo, tan ingenua, con la ilusión de que
aquel hombre podía ayudarme, y estaba todavía más jodido que yo… Por
eso, pienso que tal vez fue ese shock lo que me provocó la enfermedad.
Después de una semana comencé a mejorar. No recuerdo ni si tomé
medicinas. Y regresé a Lugo. Entonces, Josimar me dijo: - Bia, hay que
buscarse la vida. Ella primero me llevó junto a la Hermana Esperanza. La
monja me dijo que tenía que traerle una foto para hacer la ficha y que luego
ella me buscaría algo. Pero, aquello no dio resultado.
Yo tenía que conseguir algo de la manera que fuese. Josimar me dijo: - Bia,
no puede desesperarse, usted tiene que entrar en la escolinha… Y comencé
entonces a reflexionar, a pensar en los pros y en los contras. A mí no me
importaba la opinión de la gente, sino que deseaba hacer lo que me
orientase mi entendimiento. Pensé: si aquí hay tantas mujeres brasileras,
colombianas, peruanas, etc, que tienen hijos en sus países y que han
resuelto trabajar en la prostitución para salir adelante, ¿por qué yo iba a ser
diferente?
Como soy budista, aquella noche me la pasé entera recitando mantra.
Josimar no sabía siquiera que yo era budista. La religión no sirve para
hacer milagros, pero sí que te ayuda interiormente, te ayuda a encarar la
vida y a resolver tus problemas de la mejor forma.
Aquella noche me hice todo tipo de reflexiones. Buscaba los contras de esa
opción y no los encontraba. La prostitución no es algo esencialmente
negativo. No es como robar o matar. Entonces, ¿por qué no se puede hacer?
La prostitución no causa ningún daño… Y fue así cómo decidí probar
suerte en la prostitución.
Cuando yo estaba en Brasil mi idea de la prostitución era de que era un
trabajo muy fácil. Yo veía diariamente a las garotas de programa trabajando
en sus pontos de la Avenida Augusta en la ciudad de Sâo Paulo. Veía cómo
iban a la peluquería, ganaban mucho dinero y algunas incluso hacían la
universidad. En la Avenida Augusta también hay muchas saunas mixtas.
Esa era entonces mi concepción de la prostitución. Y todo esto me animó a
entrar en la prostitución.
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