TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Me fui a un club en Aveiro. Allí me quedé quince días. Las plazas en
Portugal no son como aquí, son de quince días. Eso es porque en Portugal
las plazas son muy baratas y entonces las mujeres no aguantan estar
follando así veinte días.
En el club de Aveiro los pases eran de media hora por cuarenta euros; y las
salidas eran de cien euros. El club abría también a las once de la noche y
cerraba a las seis. Me gustó porque tenía gimnasio, y teníamos empleada y
chófer. Había doscientas mujeres. Me quedé tres meses. Las chicas eran
sobre todo rusas y colombianas. También había una peluquería. Casi no
necesitabas salir del club para nada. Sólo salíamos los fines de semana a
pasear.
Luego, me marché del club y me tomé otra semana para descansar.
Entonces, me fui a un club en el Algarve. Era un club cerca de la playa.
Aproveché y me quedé los dos meses de verano. Había muchos turistas,
aunque el club era pequeñito. Cuando había mucho movimiento cerraba a
las diez de la mañana. Los pases eran de cincuenta euros. En ese club
conocí a un italiano con el que hice varias salidas. Él fue quien me dio el
número de teléfono del “Elefante Azul”, un club en Zamora.
En Zamora lo que más me gustó fue la comida. La cocinera era de Brasil y
también la mayoría de las chicas. Era un club muy lujoso, tenía piscina.
Sólo había un problema: que para salir del club tenías que llamar un taxi,
porque no había chófer. Era la única cosa que me molestaba. No podía ir de
compras. Por eso me aburrí y me marché al cabo de quince días.
Me fui para Salamanca. Era un piso y solamente trabajábamos cuatro
mujeres, dos españolas maduritas que eran las dueñas, yo y una chica
colombiana. Allí me fue muy bien. Aproveché para hacer un curso de
informática y también para conocer el Museo de Salamanca. Me gustó el
ambiente estudiantil, las bibliotecas, etc. Las españolas me llevaban para
visitar los alrededores de la ciudad… En ese piso me quedé dos meses. Los
clientes eran todos españoles y también había muchos estudiantes, porque
el precio no era tan caro, costaba treinta euros. Recuerdo los sitios donde
dan pinchos gostosos. En Salamanca comí tanto que me engordé unos diez
kilos.
A una de las españolas le enseñé a hacer “streaptease”. Irene usaba ropa
demasiado seria para trabajar y yo le di algunos consejos… En Salamanca
un día me rompió un condón. El cliente era un poco sospechoso… Por eso
me fui a hacer todos los exámenes médicos. También me hice una
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