TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

José que no quería vivir en la finca porque la vida era muito triste. Y él me
decía que tuviese paciencia. Todo cambió cuando salieron mis papeles. Se
volvió más celoso.
Vuelta a la prostitución
Intenté encontrar trabajo. Llamaba todos los días a los anuncios del
periódico, pero cuando decía que era extranjera sólo me daban excusas y
nadie me quería para trabajar. Eso me enfadó mucho. Entonces, le dije a
José que quería volver al club. Llamé a Karina y le dije que quería volver.
Y volví para “A Seara”. José me dejaba en el club y después me iba a
buscar. Eso era en noviembre de 2005. El trabajo ya estaba más difícil
porque era como empezar todo de nuevo, hacer la clientela, volver a
trabajar… Todo fue más difícil para mí. Karina dejó allí a una chica de
camarera y encargada, y ella desde entonces está más en el “Trébole”. Ya
no tiene aquella organización en el club, porque el marido se marchó con
una chica y ella se enfermó y cogió una depresión. Desde entonces, el club
ya no funciona como antes.
En diciembre de 2005 Silvia y yo fuimos a un club en Pontevedra, a ver si
ganábamos más. No trabajamos nada. Estuvimos una semana. Después nos
fuimos a un club en Verín. Sólo había portugueses, malas personas. El
primer día que llegué allí un portugués se enfadó con una chica y quería
pegarle, y nadie hacía nada. Mil veces prefiero a los españoles. Estuve sólo
cuatro días allá. Aquello está muy mal organizado. Era un club con más de
cuarenta y cinco brasileras, y dicen que el dueño es un policía de
Extranjería que ya está retirado.
Una noche una chica de broma escondió la gorra de un cliente. Fue una
confusión tan grande… Aquel hombre cogió a la chica por el cabello y la
empujó contra la barra. Allí hay tres camareros y nadie hizo nada. Todo el
mundo se marchó. Si aquel hombre quisiese matarla nadie hubiera hecho
nada. Allí los hombres son unos abusados, ellos mismos dicen “nós somos
portugueses de Portugal, foden muito e pagan mal”.
Después de Verín, Silvia y yo nos marchamos para Carballiño a trabajar a
un club. Era un sitio horrible, muy feo, um buraco. La jefa era una
colombiana que estaba viajando y dejó a las chicas solas. El club abría a las
diez de la noche y estaba abierto hasta las siete y media de la mañana. Pero,
allí los clientes no llegaban hasta pasadas las cuatro de la madrugada. Ya
teníamos todas el culo cansado de tanto tiempo que llevábamos allí
sentadas. Vivíamos en un piso en Carballiño y pagábamos cuatro euros al
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