TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

cosas diferentes e hice un montón de amigas. Aquel sitio era como un
hospicio. Niñas que sus padres dejaban allí porque no tenían condiciones y
también algunas que tenían problemas con la policía. En el centro aprendí a
hacer flores de tela, muñecas de lana y frutas de parafina. También
estudiábamos. Era un poco como una cárcel, había vigilantes, pero nos
trataban bien. Luego, mi hermana me sacó de allí. Me dijo que había sido
un castigo que yo me había merecido por mi comportamiento. Y regresé a
casa.
Después de aquello busqué trabajo. Encontré un puesto de babá. Era una
señora que tenía dos hijos. Tenía mucho dinero, porque su marido era
fazendeiro. Ella no hacía nada. Yo los cuidaba, les daba la comida, limpiaba.
El pequeño sólo tenía dos meses y con el paso del tiempo comenzó a
llamarme de mamá. Y eso no le gustó a la señora. Por eso me dijo que tenía
que marcharme. Yo había trabajado en esa casa durante dos años. Como
ella no quería pagarme mis derechos, entonces me acusó de robo, de
haberle robado un par de tenis. Después, ella se arrepintió. El niño se puso
enfermo y vino a buscarme. Pero, mi hermana no me dejó volver allí.
Con catorce años comencé a namorar. Lo conocía del colegio. Estuvimos
juntos nueve años. Con quince perdí la virginidad. Y me quedé embarazada
de mi hija. Como yo era una niña, fue mi hermana quien cuidó de mi hija.
Hasta hoy, mi hija llama a mi hermana de mâe. Mi hermana lo aceptó
normal y me dio muchos consejos. Nosotras vivimos juntas durante todos
esos años.
Mi infancia, en resumen, fue toda jodida. Siempre viendo el sufrimiento de
mi madre, y mi padre maltratándola.
La piel de ternera
Cuando yo tenía diecinueve años una chica me hizo brujería. A ella le
gustaba el padre de mi hija. Cogió una piel de ternera y metió dentro un
montón de porquería.
Como yo tenía mucho dolor de cabeza y los médicos no sabían qué me
ocurría, mi hermana, que es muy creyente, me llevó a un curandero. Así fue
como lo descubrimos. Aquel hombre nos indicó el lugar exacto donde
estaba la piel de ternera. Y tenía que deshacer el trabajo. Entonces, me tocó
la cabeza y de repente sentí un alivio muy grande. También recitó unas
oraciones. Él curaba con agua y piedra. El agua era la que le mostraba las
cosas. Podía ver lo que pasaba a través de un vaso de agua.
459