TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

coger el avión nos dieron cien francos suizos a cada una para poder pagar
el desembarque del equipaje. No me devolvieron el resto del dinero. Creo
que lo utilizaron para pagar el billete.
Fui directa para Rio de Janeiro. No sabía qué hacer de mi vida. Me quedé
esperando durante dos horas allí en el aeropuerto hasta que vino mi
hermana a buscarme. Yo no quería que mi familia se enterase de mi
situación. Pero, al final tuve que llamar a mi hermana para que me sacase
de allí. Hice entonces una retrospectiva de mi vida en mi cabeza, de todo lo
que me había pasado. Intuía que iba a ser ya muy difícil readaptarme a la
vida en mi país. Cuando llegué a casa fue un shock para mi familia. Un
shock y a la vez también una alegría. Pero, yo no quería que nadie supiese
lo que me había pasado. Ellos me notaron enseguida que era un retorno
indeseado.
Lo más duro para mí fue volver a mi casa y ver que todo lo que yo había
construido antes de viajar a Europa se había evaporado. Mi mejor amiga
me había dicho la verdad. Mi novio se llevó todo, hasta los muebles. En mi
habitación sólo quedaba un sofá-cama y el guardarropa. No tenía ganas de
ver a nadie, ni de conversar. Sólo quería concentrarme en saber qué iba a
hacer con mi vida. Tenía, a pesar de todo, un poco de dinero ahorrado, de
lo que yo había enviado con mi trabajo desde Suiza. Con eso me dio para
vivir durante seis meses
Volví a trabajar en la calle otra vez. Una amiga me convenció para volver a
trabajar. Fue muy difícil. Tenía que empezar prácticamente de cero. Vendí
todas mis joyas. Quería juntar el dinero suficiente para regresar a Europa.
Pero, no dio resultado. Gastaba más de lo que ganaba. Y tuve que saldar
algunas deudas. Gastaba sin control, porque conservaba todavía el ritmo de
Europa.
Decidí llamar a mi novio de Suiza para que me ayudase para poder volver a
ese país. Reservé mi billete. Me envió el dinero y pagué el pasaje. Sólo
que, desgraciadamente, no dio resultado. Cuando llegué a Zürich me
detuvieron. Descubrieron que tenía una orden de expulsión durante cuatro
años. De esa forma, me deportaron de nuevo. Gasté todo el dinero y no
sirvió para nada.
Volví a Rio. Continué trabajando en la calle. Ninguna de mis amigas quiso
ayudarme. En el mundo homosexual y con las travestis existe mucha
falsedad. Hay una rivalidad muy grande porque todo es mucho más difícil
que en el mundo de las personas normales. No es que no seamos
“normales”. Lo que pasa es que hay unos prejuicios y una discriminación
451