TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Creo que aprendí bastantes cosas en esta vida. Además, cuando estás en un
país extranjero todo es novedad y todo es un aprendizaje continuo, los
sitios, el idioma, etc.
La forma de trabajar es completamente diferente en mi país. En los clubes
de Brasil los hombres llegan y se acercan. Es más fácil. Sin embargo, aquí,
generalmente, eres tú la que tienes que abordar a los hombres. Aquí se ven
también cosas más raras, esas cosas de masoquismo y así.
Yo creo que antes las mujeres hacían más cosas y ahora ya no tanto. Se han
vuelto más exigentes. Antes las mujeres usaban más ropa de trabajo y ahora
ya no. Puedes encontrar en un club chicas con blusa y pantalones vaqueros,
sin usar tampoco aquellos tacones altos. La gente viste más normal. Hasta
los que van vendiendo ropa por los clubes ya venden de todo. Antes sólo
traían ropa de trabajo y ahora ya tienen ropa normal, pijamas, etc.
Algunas personas también dicen que este trabajo te marca, pero yo digo
que eso depende también de cada persona. Y además, en esta vida todo
marca, no sólo la prostitución. La gente que entra en este negocio tiene que
ser responsable y saber dónde se mete. Depende mucho de cada persona
individualmente. Hay gente que tiene mucho coraje y encara la vida con
fuerza, y también hay quien cae en la depresión. Pero, yo, desde luego, no
voy a caer en la depresión ni enloquecer por trabajar en la prostitución. Y
ya he visto algunas cosas muy fuertes en este trabajo. Una vez, en el
“Atenea” un cliente violó a una chica, y nadie se enteró hasta que él se
marchó y la chica no bajaba de la habitación. Pero, aquella chica lo superó.
¿Qué vas a hacer si no?
Lo peor es estar en otro país, lejos de tu familia. Eso es lo peor para mí.
Cuando vas en el avión te pasan muchas cosas por la cabeza. No sabes
cómo va a ser, qué tipo de personas vas a conocer, etc. Y estás sola. Pero,
hay que tener valor y saber enfrentarse a la vida.
Ahora tal vez me queden sólo unos meses de trabajar. Si consigo arreglar
mis papeles para casarme voy a parar de trabajar. Ya veremos lo que pasa.
Desde que Amanda trabaja de camarera en la cafetería paso más tiempo
sola. A veces viene Juan, pero como a mí me gustan mucho los animales,
he adoptado una perrita. Se llama “Chicha” porque es de raza salchicha y la
fui a buscar a la Sociedad Protectora de Animales. Sólo tuve que pagar
cuarenta euros por castrarla y ponerle las vacunas. Ella me hace compañía.
Amanda estos días está un poco enfadada, porque en la cafetería donde
trabaja hay un tío que la está molestando. Hay hombres que te conocen del
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