TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Yo pensé que eso sería muy emocionante para mi padre. El saber que yo ya
tenía mi cartón lo emocionó mucho.
Después, comencé a trabajar como digitadora. Así estuve como tres meses.
Allí fue cuando me cambió la vida. Yo me estaba viendo como una persona
importante, porque ya no estaba trabajando en una cafetería. Para mí eso
era grande. Pero, cuando comencé a trabajar, no llevaba ni un mes, mi
padre comenzó a enfermar. Nosotros no sabíamos que tenía cáncer. Él
comía y todo lo que comía lo devolvía. Los médicos decían que eso era una
úlcera gástrica. Yo me imaginaba que con el dinero que yo ganaba le iba a
ayudar a él. Todos mis hermanos ya estaban casados y yo era la única que
vivía con mis padres.
Mi papá tenía en Manizales un quiosco de dulces, en una buena zona. Con
ese negocio sacó adelante a toda la familia, y a todos nos dio estudio. Hizo
una casa grande, bueno, no muy elegante, pero bien. Y yo quería entonces
que todo fuera bien. Pero, no. Tuve la mala suerte. Conseguí mi trabajo y al
poco tiempo murió mi papá. En la clínica ya me habían dicho que tenía un
cáncer. Mi padre ya no se veía en la cama, parecía un niño acostado. Luego
lo internaron en una clínica. Ese día me di cuenta de que yo no me merecía
a mi padre, porque él tenía mucha confianza en mí y yo siempre me porté
mal.
Cuando estaba en la clínica, él me reclamaba. Preguntaba: - ¿Dónde está
Pamela? Mi padre había escondido un dinero para dármelo. Cuando llegué,
entonces me abrazó y me dio el dinero. Yo estuve con él durante aquellos
días. Todos teníamos una esperanza, estábamos desesperados aguardando
los resultados de las pruebas… Pero, los médicos ya nos dijeron que a mi
papá le quedaban pocos días. Yo sufrí mucho. Mi jefe creía mucho en San
Gregorio, que dicen que hizo muchos milagros tanto en vida como muerto.
Mi jefe me dijo que conocía a una mujer que es intermediaria de San
Gregorio. Una viejita me contó que a ella el mismo San Gregorio la operó.
Así que yo fui a pedirle a San Gregorio. Mi hermana no creía en eso. Pero,
fuimos a ver a la intermediaria… Yo le coloqué la agüita y la toallita a mi
papá en la habitación. Mi hermana luego me dijo que parecía que eso era
verdad. La mujer te coge de las manos y se concentra. Nos dijo que por mi
papá no se podía hacer nada. Yo me derrumbé.
Estaban mis días tristes. Nosotras no sabíamos qué hacer con el quiosco.
Me dijeron que eso me tocaba a mí arreglarlo. Yo hablé con mi papá de
eso. Y le pregunté si lo alquilaba. Mi papá también tenía una libreta con
dinero y en casa nadie sabía nada. En el suelo del quiosco también había un
dinero. Mi papá me pidió que lo sacara de allí y también todas las
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