TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Después, regresé a casa para cuidar de mi hija. En febrero de 1994
volvimos a Anápolis. Allí empezamos a construir una casa en el mismo
terreno de mi suegra. En tres meses la terminamos. Nos mudamos el 8 de
junio de 1994. Al día siguiente, mi madre cogió vacaciones y se marchó. El
10 de junio celebré mi dieciocho cumpleaños. Ya estaba embarazada de
nuevo. Mi madre viajaba en moto con mi primo y tuvieron un accidente.
Murieron los dos. Chocaron de frente contra un coche y ella se partió el
cuello. Fue el 14 de junio de 1994.
Desde aquel día me fui distanciando un poco de mi familia. Contratamos
un abogado para recibir el dinero de la empresa donde trabajaba mi madre.
Como tanto yo como mi hermano éramos menores necesitábamos de un
abogado que nos representase y depositase el dinero en una cuenta en el
banco. Sólo existía una posibilidad para no tener que esperar a ser mayores
de edad, y era casarse. Fue Everton quien me hizo la cabeza con esa
historia. Y así fue como nos casamos.
Enseguida cobré el dinero. Once mil reales. Mi marido dejó su trabajo,
compró un coche y se asoció con mi tío, que era pastelero, para ir a repartir
la mercancía. Al principio, le fue bien. Pero, el negocio duró poco.
En aquel tiempo yo estaba embarazada y fue cuando descubrí que Everton
tenía otra chica, y que también la había dejado embarazada. Una tarde me
lo confesó todo.
El 19 de noviembre de 1995 nació mi hijo. Conocí a la otra mujer, y le dije
a Everton que debía hacerse cargo también de aquella niña, porque ella no
tenía culpa alguna. Y Everton empezó a pasarle una pensión todos los
meses. El dinero se fue acabando… Everton vendió el coche y compró una
moto. Luego, vendió la moto y compró una bicicleta. Fue divertido… Pero,
las cosas en casa ya iban mal. Everton tenía problemas de dinero y también
problemas con mi familia. Yo también tuve una pelea con mi suegra, y
después de eso nos marchamos de aquella casa. Yo no quería quedarme
más tiempo allí. Entonces, mi abuela me ofreció su casa. Y nos mudamos.
Everton y yo teníamos continuas discusiones. Hasta que cuando mi hijo
tuvo tres años, me separé. Everton se marchó y yo me quedé con mis hijos
en casa de mi abuela. Después de cuatro meses volví con él. Fue mi tía que
me hizo la cabeza… Siempre diciéndome que tenía que volver con él. Me
fui a vivir con él a la ciudad de Abadiana de Goiás. Me quedé allí cuatro
meses.
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