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TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

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el segundo fin <strong>de</strong> semana que llevaba allí, me <strong>de</strong>jaron salir <strong>de</strong> fiesta. Esa<br />

era nuestra oportunidad y se lo dije a mi amiga. Comenzamos a juntar todo<br />

el dinero que teníamos <strong>de</strong> las propinas. Pero, era muy poco. Entonces, se<br />

me ocurrió una i<strong>de</strong>a y le dije a Lenda que teníamos que robar un cuchillo<br />

<strong>de</strong> la cocina para abrir la caja <strong>de</strong> monedas <strong>de</strong> la televisión. Cogí la faca y<br />

comencé a forzar la caja, que era <strong>de</strong> hierro. Pero, cuando conseguí abrirla<br />

nos encontramos con otra caja pequeña en el interior. Entonces, ya no pu<strong>de</strong><br />

más y <strong>de</strong>cidí que nos marcharíamos igual. Ya estaba todo planeado, pero<br />

teníamos que esperar al siguiente fin <strong>de</strong> semana.<br />

Cuando llegó ese día, arrumamos as nosas malas y esperamos a que cerrase el<br />

club. Aquella madrugada todas las chicas se iban <strong>de</strong> fiesta y teníamos que<br />

aprovechar a que se durmiesen los vigilantes. Ese era nuestro plan. Todas<br />

nos preguntaron si no íbamos <strong>de</strong> fiesta. No, estamos cansadas, nos vamos a<br />

dormir… Y se marcharon todas. Nosotras estábamos en la segunda planta y<br />

las ventanas estaban cerradas y aseguradas con tornillos. Utilicé la faca para<br />

sacar los tornillos y luego intentamos pasar las maletas por la ventana, pero<br />

no cabían… Entonces, fuimos al banheiro y lo intentamos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otra<br />

ventana. Tampoco cabían… Desistimos. Lo <strong>de</strong>jamos todo y tan sólo<br />

cogimos la documentación, unas fotos y un par <strong>de</strong> vestidos cada una. Lo<br />

metimos todo en una bolsa <strong>de</strong> plástico y luego la tiramos a través <strong>de</strong> la<br />

ventana. Cuando estaba allí me parecía muy alto y le dije a mi amiga que<br />

no me atrevía a saltar. Entonces, ella me empujó. Casi me mato…<br />

Nos quedaba una caminata <strong>de</strong> casi una hora por la carretera. Eran las cinco<br />

<strong>de</strong> la mañana y ya comenzaba el invierno, porque estábamos a finales <strong>de</strong><br />

septiembre. Hacía mucho frío. Pero, ya estaba todo <strong>de</strong>cidido. Cogeríamos<br />

un autobús <strong>de</strong> León a Madrid, y luego <strong>de</strong> Madrid a Portugal, a Lisboa. Allí<br />

nos esperaría mi ex marido. Él ya llevaba tiempo viviendo en Lisboa y ya<br />

tenía su mujer allí… Yo le llamé y le conté todo lo que estaba pasando.<br />

También llamé a mi amiga Melriene, que vivía en el sur <strong>de</strong> Portugal. Y<br />

nosotras seguíamos caminando… Teníamos miedo. Pensábamos que el<br />

dueño <strong>de</strong>l club o los vigilantes vendrían a buscarnos. Por eso, cada vez que<br />

se acercaba un coche a poca velocidad nosotras nos tirábamos en el monte<br />

para escon<strong>de</strong>rnos. Acabamos con la ropa llena <strong>de</strong> barro y tuvimos que<br />

limpiarnos los pantalones allí en un regato. Ya no aguantábamos más <strong>de</strong><br />

frío y <strong>de</strong> miedo…<br />

Entonces, en el camino vimos un hotel y un coche aparcado con un hombre<br />

durmiendo <strong>de</strong>ntro. Nos acercamos e batemos na porta. El hombre se asustó<br />

tanto… Le contamos una historia tan absurda… No se creyó nada, pero le<br />

dimos pena. Ese hombre nos llevó hasta León. Llegamos a León a las seis<br />

<strong>de</strong> la mañana y el autobús no salía hasta las nueve. Mi amiga y yo nos<br />

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