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TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

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la mañana. Pero, ni siquiera a trago huele. Yo creo que es el mejor<br />

clientecito que tengo aquí.<br />

Es una suerte estar en un piso y hacerse clientes. Porque no todo el mundo<br />

los hace. Y los clientes son los que la mantienen a una. Por ejemplo, Cielo<br />

sólo tiene apenas dos o tres clientes. Y así una no pue<strong>de</strong> vivir. Yo, con el<br />

poco tiempo que estuve trabajando en el piso <strong>de</strong> Marta en Lugo, poco más<br />

<strong>de</strong> un mes, me hice enseguida con varios clientes fijos.<br />

Para que un hombre me guste a mí tiene que estar bien perfumadito, que se<br />

bañe todos los días y que vista bien. Pue<strong>de</strong> vestir pobremente, pero bien.<br />

Aunque, el cliente sea un bizcocho, el trabajo es lo mismo. Lo único es que<br />

ya no tengo ese repudio.<br />

Eso no lo vuelvo a hacer<br />

Después <strong>de</strong> estar en Lugo en el piso <strong>de</strong> Marta me fui para el piso <strong>de</strong><br />

Santiago como encargada. Cuando llegué, durante los primeros días, el piso<br />

era algo solongo. Pero, enseguida empezaron a venir los clientes que yo<br />

tenía en el piso <strong>de</strong> Alfredo Brañas, don<strong>de</strong> había estado antes. También<br />

conocí a nuevos clientes. Conocí a una pareja, una colombiana y un<br />

español. Y ésta sí que es una guarra, peor aún que la otra. Esta vieja me<br />

contó que estuvo en Japón, y que conoció al marido aquí hace unos doce<br />

años. Parece que también estuvo trabajando en Santiago en un club. Ellos<br />

pidieron un servicio para una pareja. Estuvieron en el piso como una hora,<br />

y luego nos fuimos para un motel otras tres horas más. Se tomaron una<br />

copa. El servicio fue como un lésbico y un trío juntos. Sí, lésbico porque<br />

me tocó estar con ella y un trío, pues porque éramos tres. Pero, el lésbico a<br />

mí no me gusta. Recuerdo que a mí me dieron ganas <strong>de</strong> vomitar. Mira, los<br />

hombres pue<strong>de</strong>n ser unos canallas, lo que sea, pero las mujeres… No, con<br />

eso no puedo. Yo ya quité incluso el anuncio don<strong>de</strong> ponía que se atendían a<br />

parejas. Antes ya no me gustaba, y ahora menos todavía. Ellos querían ir a<br />

un motel en Teo. La primera hora me la pagaron a ciento veinte euros. Y<br />

las otras tres a noventa. Una pastita. Sí, esa noche me gané unos doscientos<br />

ochenta y cinco euros. Pero, para mí es lo más <strong>de</strong>sagradable que he hecho.<br />

Es lo peor, que una mujer tenga que comerle el coño a otra y que sienta<br />

como se corre. Es lo más <strong>de</strong>gradante. Para mí fue lo peor, no me gusta y me<br />

hace sentir muy mal sólo el pensar en ello. Por ejemplo, otras veces, con la<br />

doctora u otras viejas que he atendido, o no se corrían, o sino como la<br />

doctora, que sí se corría pero que no tenía que comerle el coño. Pues ellos<br />

vinieron dos veces más. Y los atendí yo también, por tonta, por pensar en el<br />

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