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TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

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En el club me trataron siempre muy bien. Casi todas las mujeres eran<br />

brasileras. La primera noche no trabajamos. Sólo bajamos al salón para dar<br />

uma olhada y ver un poco el ambiente. Lo que más me asustó <strong>de</strong> aquí fue el<br />

horario. Son muchas horas <strong>de</strong> trabajo, los clubes abren a las cinco y media<br />

y no cierran hasta las cuatro y media o cinco <strong>de</strong> la mañana. Las brasileras<br />

no me ayudaron nada. Fueron dos chicas, una colombiana y una<br />

dominicana, quienes me explicaron algunas cosas: el significado <strong>de</strong> las<br />

palabras, para indicarme los clientes que subían o que pagaban copas, etc.<br />

Ya se sabe, don<strong>de</strong> hay mucha brasilera nâo da muito bem para trabalhar.<br />

Yo pagué el billete en doce días. Trabajé todos los días, no <strong>de</strong>scansé nada.<br />

Hacía cinco, seis, siete pases. Lo máximo que ya he hecho han sido nueve<br />

pases.<br />

En el “Atenea” estuve dos meses y medio. Trabajé bien. No como dijo la<br />

tía en Brasil, pero gané dinero. Los clientes me trataron muy bien. Fue allí<br />

don<strong>de</strong> utilicé por primera vez un consolador. Un cliente se lo pidió a la<br />

recepcionista. En el club lo alquilaban. Yo me sorprendí un poco. Él me<br />

dijo que estuviese tranquila, que no pasaba nada, que aquí era muy normal.<br />

Casi no tuve que hacer nada, sólo asegurarlo con la mano mientras él se<br />

sentaba encima.<br />

Otro día llegó un cliente, subimos a la habitación y me pidió que le vendase<br />

los ojos y que le sujetase las manos. Quería una sesión <strong>de</strong> sado. Entonces,<br />

le vendé los ojos con mi blusa y le sujeté las manos con mis bragas. Luego,<br />

me pidió que le golpease con el cinturón. Me dijo que quería sentir un poco<br />

<strong>de</strong> dolor, pero tampoco que le <strong>de</strong>jase marcado. Y él se corrió así… Yo me<br />

quedé flipada. Nunca imaginé que una persona pudiese llegar a correrse <strong>de</strong><br />

esa forma.<br />

Después, una vez subí con un señor, y cuando estábamos en la habitación<br />

me dijo que se iba a fumar un “peta”. Me dijo que le gustaba hacer el amor<br />

colocado. Luego, la colombiana me contó que aquí en España ese tipo <strong>de</strong><br />

cosas era frecuente, y que aquí la gente consumía mucha droga.<br />

Tuve un tío también una vez…, fue muy divertido…, que en la habitación<br />

se <strong>de</strong>snudó y <strong>de</strong>spués se vistió con mi ropa. Lo maquillé y todo. Yo me<br />

moría <strong>de</strong> risa. ¡Meu Deus do Ceo! Subí con él unas cuatro veces y nunca<br />

llegué a follar con él. Des<strong>de</strong> que me marché <strong>de</strong>l “Atenea” no volví a verlo,<br />

pero era un tío divertido. Quería sentirse como una mujer, se ponía hasta<br />

mis tacones y me pedía que le llamase <strong>de</strong> Mari Carmen. Nos pasábamos<br />

una hora y media en la habitación… Fue por estas cosas que Mairla no<br />

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