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TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

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Dividíamos el alquiler y los gastos. El dinero <strong>de</strong> los pases era todo para<br />

nosotras. En aquella época cobrábamos diez euros <strong>de</strong> las chicas por cada<br />

pase. Gané bastante dinero.<br />

Después, fue <strong>de</strong>cayendo el ritmo <strong>de</strong> trabajo. Cuando el trabajo estaba bien<br />

yo podía hacer seis o siete pases. Fue luego, hacia el verano <strong>de</strong>l año pasado<br />

(2004) cuando <strong>de</strong>scendió el trabajo. Por eso <strong>de</strong>cidimos ir a probar al club.<br />

Bia ya había trabajado en clubes. Y fuimos a “El Pato” en Sarria. Pero, allí<br />

el trabajo era muy diferente. No me gustaba la forma <strong>de</strong> trabajar. En el club<br />

tienes que per<strong>de</strong>r mucho tiempo intentando convencer a los clientes. Es un<br />

trabajo muy distinto. A pesar <strong>de</strong> todo, me quedé un mes trabajando en el<br />

club. Luego, volví al piso.<br />

En “El Pato” la mayoría <strong>de</strong> las chicas eran brasileras. Sólo había una<br />

colombiana y una dominicana. Era un club tranquilo, sin problemas.<br />

Después, fui a “El Rayo <strong>de</strong> Luna”. Allí ya era diferente. Era un ambiente<br />

más pesado. Chicas rumanas, africanas, <strong>de</strong> todos los sitios. Algunas muy<br />

locas, bebiendo a toda hora… A veces me quedaba sentada en el salón<br />

observando a todo el mundo, a las chicas, a los hombres… Había noches<br />

que me las pasaba pensando, casi sin trabajar.<br />

En “El Rayo <strong>de</strong> Luna” estuve trabajando tres meses. De todas formas,<br />

trabajé bien. El peor día hacía dos o tres pases. Era raro acostarse sin hacer<br />

nada. Pero, en ese club hay <strong>de</strong>masiado barullo, gente a todas horas entrando<br />

y saliendo <strong>de</strong> las habitaciones… Durante todo el tiempo que estuve allí no<br />

tengo nada <strong>de</strong> que quejarme, ni <strong>de</strong> Ramiro ni <strong>de</strong> Paula. Conmigo se<br />

portaron muy bien. Sé que ellos tuvieron algún problema con unas chicas<br />

brasileras, pero conmigo no. No tengo nada que reclamarles.<br />

Los clientes<br />

En los pisos te respetan más. Es muy diferente. En los clubes los hombres<br />

son más pesados. Si el mínimo <strong>de</strong>l pase son cuarenta euros, ellos quieren<br />

subir a la habitación por veinte. En cambio, en el piso llegan y te pagan el<br />

precio directo. No te dan dolores <strong>de</strong> cabeza. Si vienen con dinero pasan a la<br />

habitación. Si no tienen cincuenta euros por ejemplo, y vienen con cuarenta<br />

euros, tú <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>s. Eso es ya una <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> cada una.<br />

Mientras estuve trabajando en “El Rayo <strong>de</strong> Luna” fue cuando conocí a<br />

Julián. Al principio, fue un cliente más. Él me pagó unas salidas. En el club<br />

también se quedaba conmigo. Hasta ese momento todo bien. Cuando<br />

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