TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Brasil ya gana mucho dinero. Pero, las que vienen aquí a España, a Italia, a
Portugal vienen para ganar el triple. Algunas tienen casas y negocios en
Brasil y vienen aquí para sufragar los gastos y pagar las deudas.
Las mujeres que, sin embargo, llegan acá con situaciones difíciles se
tropiezan con mayores obstáculos porque los hombres ya han aprendido de
las “macacas velhas”, de otras experiencias anteriores. Ahí todo se torna más
difícil y complicado.
No he trabajado mucho tiempo de prostituta, pero en el motel he aprendido
mucho, porque allí hay muchas chicas y ellas me han contado sus historias.
Conozco a una chica, Eva, que tiene veintitrés años, y que le cuenta a todos
los hombres que tiene que enviar dinero para sus hijos en Brasil. Y ella no
tiene hijos… Yo le dije: - Eva, ¿por qué haces eso? Y ella me contestó: - Es
que si no les cuentas estas cosas los hombres no te dan dinero. Pero, yo
pienso que eso no es ético.
A lo largo de este tiempo me he ido dando cuenta de muchas cosas. En el
motel aunque trabajé sólo de recepcionista he visto de todo. Es un lugar
curioso, porque es motel y al mismo tiempo es un club donde también
hacen shows. A veces van parejas para el motel y luego se llevan una
sorpresa porque no sabían que aquello era un club. Mientras estuve
trabajando allí en el salón había chicas brasileras, paraguayas y rusas. Las
rusas al principio no se prostituían, sólo estaban para bailar y hacer show.
Eran chicas muy jóvenes y preciosas. Algunas parecían muñecas. Ellas
llegaron al motel a través de una empresa de famosas, de esas que salen en
la tele en los programas del corazón.
Las paraguayas eran las que estaban más perdidas. Había unas siete, todas
muy jóvenes, de dieciocho y diecinueve años. Todas super perdidas y todas
llegaron con una deuda muy grande. Yo me enteraba de todas estas cosas
porque soy una persona sociable, veo las cosas y pregunto. A lo mejor es
que soy una inconsciente, porque muchas de las chicas tienen miedo. Pero,
yo cuando no entiendo algo o siento curiosidad pregunto. No me importa, y
pregunto a quién sea. Y hasta ahora no he tenido ningún problema.
A veces las chicas me dan mucha pena, porque las veo muy desubicadas,
como perdidas. Algunas no tienen ni idea de dónde están. Yo charlo con
frecuencia con ellas. No tienen ni idea de cuál es su situación, ni de cuáles
son sus derechos. Porque una persona tiene derechos, da igual el trabajo
que esté desempeñando, ya sea de recepcionista o de prostituta. Pero, los
dueños del club no les informan de nada. A ellos les interesa mantenerlas
así en la ignorancia más absoluta. A veces ya he pensado en la posibilidad
552