TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

nada, y me ofreció su ayuda. Me dijo que podía quedarme y tener el niño,
descansar todo el tiempo que quisiese, y después ya podría trabajar. Pero,
era un compromiso de dos años y me dio miedo. Incluso hablé con su
abogado, pero como no sabes nunca si vas a trabajar o cómo van a ir las
cosas, no acepté la oferta. Le dije que se lo agradecía, pero que iba a
regresar a Lugo.
Pero, no volví para Lugo. Isabella me dijo que podíamos hacer otra plaza, y
nos fuimos a otro club cerca de Santiago. Cogimos un taxi y nos fuimos las
dos para “Los Sueños”. Sólo nos quedamos ocho días. Era un local
pequeño y había unas treinta mujeres. Como el trabajo no estaba bien,
decidimos marcharnos. Una chica nos habló de que había un club en Burela
donde se trabajaba muy bien. Su amigo nos recogió por la noche, después
de trabajar, cuando cerró el club, y nos llevó en su coche hasta Burela. En
“El Toques” la encargada era africana. Los dueños del club estaban en la
cárcel y ella era la encargada. Cuando llegamos y vi allí a la africana ya me
quedé un tanto desconfiada. En el club había que pagar una diaria de seis
euros, y además teníamos que pagar la comida y cocinar. La africana no
sabía hacer nada. La primera noche trabajé bien. Nos quedamos allí unos
doce días.
La tercera noche de estar en “El Toques” fue cuando tuve mi primera
experiencia con un trío. Me tocó pasar con la chica que había venido con
nosotras, que era española. Una mujer ya de edad, fuerte, pero con mucha
experiencia. Ella estaba charlando en la barra con un cliente y me llamó.
Me dijo: - Bruna, él quiere pasar con las dos. - Pero, yo no sé hacer eso. -
No necesitas preocuparte, yo hago todo. Entonces, el cliente nos invitó a
unas copas y luego ya subimos a la habitación. Ella me dijo que lo lavase.
Lo lavé bien. Ahí ella fue y se lavó también. Le pregunté que cómo íbamos
a hacer, ya me estaba arrepintiendo. Tenía miedo. Me dijo que yo tenía que
follar con él, porque ella era más pesada, y entonces ella haría todo
mientras yo follaba. Antes le chupó, y después me colocó en la cama y
también me chupó a mí, mientras el cliente me pasaba las manos por los
pechos. Luego le coloqué el condón y me puse de cuatro patas hacia él.
Comenzamos a follar. Ella también lo acariciaba y le besaba. Entonces,
como él no se corría, ella cogió un vibrador y se lo metió. No tardó ni dos
minutos en correrse. Después, le saqué el condón y le volví a lavar.
Bajamos juntos a la barra y nos invitó a las dos de nuevo. Luego se marchó.
Para mí fue algo diferente. Cuando ella cogió el vibrador me quedé un poco
desconfiada. Aquel hombre era de buena apariencia, y no sabía si iba a
aceptar aquello, o si tal vez se iba a enfadar. Pero, no, al contrario, Dios
mío, y cómo disfrutó… Mientras estábamos follando y al colocarle el
vibrador, no dejó de gritar hasta que se corrió. También me dio un poco de
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