TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

negocio y todo, cómo es que quiere que me vaya… Esa actitud me parecía
extraña.
Me puse toda guapa y fui a la entrevista. Era una chica, que me dijo que si
no quería ir a trabajar fuera, al extranjero, que allí podía ganar mucho más
dinero. Me dijo que yo era bonita, que lo único que tenía que hacer era
sacar el pasaporte y de todo lo demás se encargaban ellos. Pregunté que
para dónde era el viaje. Ella me dijo que para España.
Tenía miedo. Había escuchado casos de mujeres que habían viajado a
países como Japón, España, etc, y que luego las habían esclavizado. Alex
empezó a animarme. Me decía que era una buena idea, que así podía ganar
más dinero y podríamos hacer nuevas inversiones. Yo le había preguntado
a la chica que cómo iba a pagar mi billete. Me explicó que no debía
preocuparme, que ella también había estado antes y en quince días pagó el
billete. Me dijo que como mucho tardaría un mes en pagar todo.
En una semana arreglé todos los trámites. Saqué mi pasaporte. Eliane, la
chica, me explicó cómo tenía que hacer para pasar en Madrid. Me iban a
dar seiscientos dólares y después de pasar se los tenía que devolver al
dueño del club.
Mi madre aceptó quedarse con las niñas. Alex me llevó al aeropuerto. Salí
del aeropuerto de Sâo Paulo a las diez de la noche y viajé en la Varig. El
mismo día del viaje pasé antes por el apartamento a recoger el billete y los
dólares. Eliane me dijo que si la policía de inmigración me preguntaba
alguna cosa, yo tenía que decir que iba para Santiago de Compostela, que
era muy católica y que venía para conocer la ciudad.
Bienvenida a España
En el avión estaba muerta de miedo. Yo nunca había subido en un avión.
Durante el viaje conocí a una chica de Rio de Janeiro que iba para
Alemania. Llegué a Madrid a las siete de la mañana el día 31 de enero de
2003. La chica de Rio y yo pasamos juntas por Inmigración. Gracias a Dios
no me dijeron nada. Me sellaron el pasaporte y me mandaron pasar.
Cuando pasé, la chica me ayudó para telefonear desde la cabina a Brasil y
avisar a Eliane, tal como habíamos acordado, de que todo había salido bien.
Tenía otro pasaje para Santiago, y tuve que esperar un montón de horas en
el aeropuerto de Madrid. Hacía un frío horrible allí en aquel Madrid. Nunca
había sentido tanto frío en toda mi vida.
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