TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

fue como empezamos a namorar. Un día me lo llevé para mi cuarto,
safada…, e hicimos el amor. Yo pensaba que me iba a quedar embarazada,
y de pronto, empecé a tener antojos, con muchas ganas de comer salami.
Eso era porque me había quedado embarazada. Se lo conté a mi padrastro.
Me preguntó cómo había sido, con quién. Le conté. No podía creérselo. Yo
no sabía qué hacer. Pensaba que el chico violinista también se iba a fugar
como el otro.
Hice los exámenes para confirmar mi embarazo, y mi madre sin saber nada.
El mayor temor que yo tenía era mi madre. No quería que me batese.
Cuando se enteró gritaba: - Esta menina vaime matar!
Fuimos a la casa de sus padres. Él también era menor. No acreditaban y
estaban muy nerviosos. Pero, el hijo era suyo y tenía que aceptarlo.
Entonces, hicimos todos los preparativos para la boda. Y ahí tuve a mi hijo,
tudo bem.
Los desengaños
Cuando el niño tenía seis meses, un sábado salí de casa de mi madre con mi
hijo y fui a buscar a mi marido. Abrí la puerta despacio, y allí estaba él,
trançando con otra mujer, con una ex novia que tenía. No sabía qué hacer.
Yo estaba con el niño en brazos y no sabía si dejarlo en el suelo e ir a
buscar una faca para matarlos a los dos. Entonces, dejé al bebé en el suelo
allí sentadinho y cogí una faca. Fue todo un escándalo. Él me pedía perdón,
sólo me decía que le perdonase. Y yo que no, que lo iba a matar. Le prendí
fuego al colchón de tanta rabia que sentía por lo que me había hecho.
Estuvimos quince días peleando todos los días. Después, no aguantaba más
y le dije que me quería separar. Se lo dije a mi madre, pero sin explicarle el
motivo. Ella me dijo que estaba loca y que él era un hombre muy bueno
para mí. Entonces, mi madre me dijo que aceptaba que yo me separase,
pero con una condición: si le dejaba el niño. Y acepté. También me pidió
que me marchase y que no volviese hasta pasar al menos un mes. Tudo bem.
Ahí para mí fue una tristeza muy grande. Me quedé sin marido, dejé a mi
hijo…
Cuando regresé a casa, como me sentía tan mal, no pude aguantar más y se
lo conté a mi madre. - ¿Por qué no me lo contó antes, hija mía? me dijo.
Hasta el día de hoy mi hijo está con mi madre. A mí también me llama de
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