TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Luego, Luciano comenzó a beber y se convirtió en un alcohólico. Desde
ese momento ya no me hizo caso. Yo estaba con siete meses de embarazo.
Ahí fue que descubrí también que usaba drogas. Él siempre llegaba a casa
con los ojos muy enrojecidos. Un día que lo seguí por la calle lo descubrí
con su pandilla de amigos. Después, me lo confesó. Al pasar el tiempo,
sólo vivía para el alcohol y las drogas. No me prestaba ninguna atención.
Sólo vivía para sus amigos. Yo, al mismo tiempo, me volví una persona
muy desconfiada. Su madre me ayudaba, me daba ánimos y discutía con él
a causa de su comportamiento conmigo.
Fue su hermana la que me ayudó con los gastos del nacimiento de mi hija.
Su familia me ayudó mucho. Nuestra vida era una pelea continua. Al poco
tiempo, también cogió el vicio del juego. Jugaba a las cartas y hacía
apuestas. Fue una cosa más para empeorar ya una mala situación. Todo el
dinero que ganaba se lo gastaba. Lo gastaba con sus amigos y lo perdía en
las apuestas.
Mi hija nació el 25 de febrero de 1999. Luciano me dejaba sola para irse
con sus amigos. Mi tía venía una vez a la semana para dejarme la compra
para ayudarnos a mí y a la niña.
Una noche un vecino intentó agarrarme. Él sabía que yo siempre estaba
sola y por eso lo hizo. Cuando se lo conté a Luciano él no se lo creía. Pero,
desde ese día se quedó muy desconfiado. A la mañana siguiente, esperó al
vecino y le preguntó qué había ocurrido. El vecino le contestó que no se
acordaba de nada porque estaba borracho. Y entonces comenzaron una
pelea. Luciano tenía un facâo, pero no lo utilizó.
Él me echaba las culpas de todo. Me decía que yo no tenía moral. Y seguía
bebiendo. Mis vecinas tenían problemas similares. Era la misma cosa.
Algunas mujeres también eran maltratadas, o las echaban sus maridos de
casa. Había mala gente en el barrio. Entonces, cuando podíamos las
mujeres del barrio hacíamos reuniones para tratar y hablar de nuestros
problemas. No sabíamos cómo hacer con nuestros maridos.
En aquella época yo tenía una amiga, que empezó a quedarse en casa. Un
día los descubrí juntos, a Luciano y a Odette. Fue un disgusto muy grande.
Pasé dos días sin hablarle y al final le perdoné. Yo no tenía estudios, ni
trabajo, y tenía una niña. ¿Qué podía hacer? Él seguía igual. Salía y salía, y
me dejaba siempre sola. Nunca pude ser feliz con Luciano. Y poco a poco
fui descubriendo cómo era él en verdad.
414