TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

loco! No voy buscando aventuras con el primero que pasa. Y él: que no,
que cuando tú quieras yo te invito a mi casa. Siguió llamándome a diario.
Pasaron dos semanas y luego al fin de semana ya vino a León a visitarme.
Me gustó desde el primer momento, y lo que al principio me tomé como un
pasatiempo al final se convirtió en amor, porque me enamoré como una
loca. Aún hoy, y con todo lo que ha pasado en casi tres años que lo
conozco, siento que lo amo con toda mi alma. Pero esto no me ciega la
realidad, sé que no me merece, sé que aunque me aprecie y sienta cariño
por mí no llegaré a ser para él más que su “amiguita” con la que echarse un
polvo cuando a él le apetezca. Aunque, durante todo este tiempo que ha
pasado no me arrepiento de nada, me quedo con todo lo bueno que he
vivido a su lado y también tengo muchas cosas que agradecerle. Pienso que
no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, y nadie se muere de
amor, y yo no voy a ser la primera.
Bueno, cuando ya nos enrollamos decidí contarle la verdad. Le dije que yo
lo que tenía como proyecto era montar un piso, pero que tenía muchas
limitaciones porque no tenía papeles, no tenía nómina y así me era
imposible coger un piso. Él me propuso que nos asociásemos, que él ya me
ayudaría con los papeles.
Así fue que decidimos montar el negocio. Yo ya quería montar algo, pero
necesitas la ayuda de un español. Cada uno de nosotros pusimos la misma
cantidad de dinero para empezar. Al dueño del piso le dijimos que íbamos a
trabajar con internet. Yo busqué el piso, pero el de la inmobiliaria me dijo
que era mejor ponerlo a nombre de mi marido, por el tema de la nómina.
Primero lo montamos en Santiago, luego en Lugo y después en A Coruña.
En Santiago nos fue muy bien, pues yo quería algo que fuese de clase,
seleccionaba a las chicas que venían a trabajar. Yo ya dejé de trabajar como
niña. Me dedicaba a conseguir las chicas, a limpiar y a estar pendiente,
porque en este negocio tienes que estar pendiente las veinticuatro horas. A
las chicas no les importa hablar en voz alta, se mantienen hablando todo el
rato de los clientes, no son discretas para nada cuando van a salir a la calle,
son pequeños detalles que perjudican un negocio como éste. Tienes que
mantenerlo en la mayor discreción posible por los vecinos, por los clientes
y por el propio entorno. Pero, claro, una persona que no trabaja en esto no
se da cuenta de estas cosas. No hablo de todos, no quiero generalizar, pero
en este tipo de negocio llegas a conocer a mucha gente y de todo tipo.
Ahora en este momento creo que ya tengo un poco de autoridad para hablar
sobre ello porque conozco chicas, chicos y travestis, colombianos,
brasileños, venezolanos, ecuatorianos, chilenos, argentinos y españoles.
Entonces, creo que puedo hablar.
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