TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

tenía otra mujer desde mi embarazo. Entonces, comenzamos a discutir y a
pelearnos. Un día tuvimos una discusión muy fea y hablamos por primera
vez de separarnos. Me dijo que podía marcharme, pero que no iba a
dejarme que me llevase a la niña. Al final no nos separamos. Él quería
mucho a la niña.
Y el tiempo fue pasando… Aguantaba todo lo que pasaba. Claudio salía
con otras mujeres y no lo admitía. Me decía que no hiciese caso de lo que
dijese la gente, que sólo eran tonterías. Fue así que fui dejando de quererle.
Una semana bien, un mes intrigados… Fue pasando el tiempo y todo igual.
Cuando mi hija cumplió diez meses pensé seriamente en la posibilidad de
separarme. Era una época en la que mucha gente viajaba para el Japón.
Mujeres de todas las edades y especies. Muchas de mi ciudad se
marcharon. Yo creo que es la misma historia que aquí en Europa. Aunque
nadie cuando regresa a Brasil dice que ha estado trabajando en la
prostitución. Pero, pensando en mi hija decidí quedarme.
Más tarde cambié mi forma de pensar. Me dije: no voy a seguir sufriendo
por este hombre. Cambié totalmente mi cabeza. Empecé a ir a visitar a mi
familia, volví a contactar con mis amigas y decidí continuar mis estudios.
Después, él comenzó a preocuparse conmigo y de nuevo a tener celos. Me
reprochaba mi forma de vestir y volvieron de nuevo las discusiones.
Fue pasando, pasando el tiempo… Y siempre él igual. Yo discutía a veces
con otras mujeres. Y él desmentía todo. Pero, yo ya no me dejaba dominar
tan fácil. Él a veces pasaba hasta quince días sin regresar a casa…
En el 2001 mi hija ya estaba con tres añitos. Y yo decidí marcharme para
otra ciudad. Claudio y yo nos separamos. Él me ofreció un salario mínimo
para mi hija y yo acepté, pues pensaba en continuar mis estudios y buscar
trabajo. Deseaba cuidar de mi vida. Entonces, él empezó a llamarme por
teléfono. Y yo no quería saber más nada de él. No aceptaba que yo pudiese,
que fuese capaz de seguir mi camino sin su ayuda.
Pero luego, como mi hija sentía la falta de su padre, empecé a sentirme mal
y decidí volver con él. Y las peleas otra vez… Él quería entonces que yo le
diese otro hijo. Le dije que no estaba loca y empecé a tomar inyecciones.
No quería de ningún modo más hijos. Creo que él insistía para que así si
me cargaba de hijos tal vez pensaba que iba a poder dominarme mejor, que
yo iba a depender más de él. Fui al médico y me aconsejó colocar un DIU.
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