TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

no vienen clientes, también es difícil conseguir chicas. Algunas vienen y
ven que no se trabaja y se marchan. Yo les digo que tienen que esperar un
poco, porque sino están todo el día de un lado para el otro gastándose el
dinero en el autobús. También está mal en Tarragona, en Granada, en otros
sitios que conozco. Las colombianas están ahora en el Sur. Las plazas se
han dañado también porque hay chicas que rebajan el trabajo, se quedan
más tiempo con los clientes, ofrecen servicios sin goma, cobran menos y
eso daña las plazas.
Yo no quiero dejar este negocio, porque da dinero, pero sí quiero hacer otro
trabajo. En verano, cuando funcionaba bien, estaba sacando un millón al
mes. Lo que pasa es que yo no tengo amigos, no conozco a gente, y aquí
como se encuentran los trabajos es mediante amistades. Quiero encontrar
algo, para establecerme y poder traer a mi hija, no quiero traerla sin estar
establecida y con un trabajo. Aunque voy a tener que contarle lo que he
tenido que hacer en España, tendré que hablar con ella, pues prefiero que se
entere por mí que por otra persona. Me pasó ya en Colombia, la chica a la
que vine a reemplazar se marchó y le contó a mi mamá que estaba en esto.
Mi mamá me llamó y le tuve que contar. No me gustaría instalarme en
Galicia, porque la gente te conoce y te puede pasar lo que le pasó una vez a
una chica, que trajo a la hija. La chica conoció un chico, eran novios, y un
día quedaron para presentarse las familias, resultó que el padre del chico
había sido cliente de la madre.
Aquí los beneficios se reparten al cincuenta por cien. Yo ya no pongo las
gomas, porque al principio las ponía y me di cuenta de que las chicas se las
llevaban, así que ya no las pongo. Yo les dejo que salgan a recados, aunque
a veces no es bueno que salgan las chicas, porque las ven los vecinos, la
portera, etc. Yo creo que los vecinos se quejan porque ven a las niñas que
salen al patio a tender la ropa, porque sino no es normal. En la casa de al
lado hay un médico y suena más el timbre que aquí. Aquí no suena tanto,
porque yo estoy pendiente y si llaman al telefonillo ya abro yo la puerta
para que no llamen arriba al timbre. Miro siempre por la ventana para ver al
cliente que entra.
Hay chicas que vienen a hacer plazas y otras que vienen sólo durante el día
y se van a las seis de la tarde. Si hay alguna chica que no trabaja o no me
gusta, le digo que se vaya. Ahora durante el día no se está trabajando nada.
Los días fuertes son los jueves, viernes, sábados y domingos. Nosotros
ponemos anuncios en “El Progreso”. Tengo también varios teléfonos
móviles y tengo anunciadas a dos chicas por teléfono, más o menos; tengo
otro teléfono para las travestis. También tengo un teléfono en el piso
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