TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

mâe, pero está más acostumbrado a ellos, normal… En la Iglesia nadie me
creía y todos le daban la razón a él.
Un día de ano novo, teníamos una fiesta en la iglesia, y la mujer del pastor
vino y me dijo: - Cinthia, es mejor que te marches, porque no eres más que
una desgracia dentro de esta comunidad. Yo comencé a llorar. Tudo bem. Me
voy a marchar, pero nunca más voy a ser creyente. Salí de la iglesia y me
fui para una fiesta en casa de una amiga. Desde ese día no he vuelto a ser
creyente ni miembro de la Iglesia Evangélica. Para mí eso ha terminado.
Mi madre me aconsejó que lo pensase bien. Pero, yo ya lo tenía decidido. A
partir de entonces, mi vida era trabajar, los fines de semana salir de fiesta,
esas cosas…, una rutina.
Más tarde conocí a otro chico. Yo tenía veinte años y él estaba casado.
Comenzamos a salir, hasta que me quedé de nuevo embarazada. Hasta ese
momento él fue una persona maravillosa conmigo, pero desde que me
quedé embarazada todo cambió. Su mujer también estaba grávida de seis
meses, y se enteró de lo nuestro. Tuvo hasta complicaciones durante el
parto por eso. Él dejó de ayudarme y ya no venía a verme. Tuve que
arreglarme yo sola. Cuando tuve a mi hijo, él dejó a su mujer y se fue para
la casa de su madre. En año nuevo regresó junto a su mujer. Yo no sabía
nada. Nunca más lo volví a ver.
Venir a España
Yo tenía una hermana ya en España desde hacía dos años. Ella vive en
Madrid y está “casada” con un español. Cuando vino a Brasil me explicó
cómo era todo, que en España se ganaba mucho dinero, que nuestra vida
iba a mejorar…, sólo ilusiones. Me explicó todo: que ella trabajaba en la
prostitución, pero que había tenido mucha suerte porque había conocido a
un hombre que la había tirado de la prostitución, y también que trabajando
en la prostitución había podido ganar mucho dinero. Como me lo ponía
todo tan fácil, comencé a tener muchas ganas de venir.
Mi hermana sólo estuvo en casa de vacaciones. Estuvo en Brasil sólo dos
meses, y ya estaba loca por volver. Cuando tuve a mi menina, conocí a una
mujer que ayudaba para venir a España. Una amiga de mi madre me dio el
teléfono y la llamé. Luego, marcamos una cita y ella vino a mi casa para
verme. Me explicó direitinho que iba a viajar debiendo un billete por cinco
mil euros, también me dijo que yo era muy bonita y que iba a ganar mucho
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