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TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

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“Aquí en España hay mucho, mucho maricón. Hombres mayores, hombres casados…<br />

La diferencia es que en Brasil los maricones asumen mejor su papel, y aquí en España<br />

lo que hay es mucho maricón camuflado. Allá en Brasil el que es veado es veado, lo<br />

asume y ya está. Pero, aquí los hombres aparentan una cosa y luego resultan otra.<br />

Muchos cambian <strong>de</strong> sexo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que están entre cuatro pare<strong>de</strong>s. A veces llegan chicos<br />

jóvenes, bonitos, con el peito peludo, que incluso podrías disfrutar con ellos, y luego<br />

vas y <strong>de</strong>scubres que son maricones. Esto es lo que yo veo diferente aquí.<br />

Hay algunos que nacen así, veadinhos. Conozco a varios que eran así <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

pequeñitos, y los discriminaban mucho sus propias familias. Son historias muy tristes.<br />

Pero, allí no se escon<strong>de</strong>n. Y aquí hay maricones a montón. Las chicas ya se dan cuenta<br />

nada más entrar en la habitación. Comienzas a acariciarlos y ya te levantan las<br />

piernas, igual que los cachorros.<br />

Los maricones vienen más a los pisos. Durante este último mes aquí trabajando en el<br />

piso <strong>de</strong> Tania ya han venido unos doce o trece. Aquí en España hay muchos, son<br />

“hombres espada”, lo mismo cortan para un lado que para otro. Sin embargo, los<br />

maricones a los clubes van menos, tal vez porque les da vergüenza o tienen miedo <strong>de</strong><br />

las habladurías <strong>de</strong> las chicas.<br />

Aquí al piso llaman seguido. Algunos ya preguntan si tenemos chicos, y como les<br />

<strong>de</strong>cimos que no, entonces te preguntan si tenemos consolador, y si el consolador es bien<br />

gran<strong>de</strong>… Aquí no lo asumen. Está lleno <strong>de</strong> hombres que no asumen su condición<br />

sexual. Y luego a veces vas por la calle y te discriminan porque eres puta…<br />

Para los maricones Silvia y yo compramos un consolador. Es necesario. También le<br />

colocamos un preservativo. No pue<strong>de</strong>s pasar el consolador así, <strong>de</strong> un cliente para otro.<br />

Son cosas que tienes que cuidar.”<br />

(Janaina)<br />

“Pensé que todos los españoles eran maricones, porque me pedían mucho que me los<br />

follase con los <strong>de</strong>dos. Colocaba un condón en los <strong>de</strong>dos y se los metía por el culo<br />

mirando para otro lado, porque me moría <strong>de</strong> asco. Al día siguiente me lo pasaba sin<br />

comer carne…”<br />

(Flavia)<br />

“Hace una semana me compré un consolador. Me costó 18 euros. Se lo compré a un<br />

colombiano que fue al piso <strong>de</strong> Carolina. Como me dolían ya los <strong>de</strong>dos, <strong>de</strong>cidí<br />

comprarme uno, porque aquí en España no hay más que maricones vagabundos.”<br />

(Duda)<br />

Otras veces el propio cliente confiesa su orientación homosexual a la<br />

prostituta. Es, por ejemplo, el caso <strong>de</strong> un cliente que sube un día por<br />

primera vez con Joise a la habitación y que a partir <strong>de</strong> ese momento<br />

mantendrá con ella una buena relación profesional.<br />

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