TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Al principio sentía vergüenza de bajar a la calle y a que la gente me mirase.
Sobre todo, si ven que eres brasileña, ya te miran mucho. Más las
españolas. Te juzgan más que los hombres.
El primer día me hice unos ocho pases. Trabajé de puta madre. Me di
cuenta de que este trabajo no es tan difícil como dicen, y que una se
acostumbra a todo. Después, al día siguiente, me desperté animada porque
estaba comenzando a trabajar y a defenderme en la vida. Me daba mucho
miedo que mi familia se pudiese enterar. Hasta hoy. Ellos piensan que
estoy trabajando en un restaurante. Sí, saben que estoy ilegal y los
problemas que tenemos para conseguir los papeles, pero de que estoy
trabajando en la prostitución ni se lo imaginan.
El segundo día, cuando me levanté fui al baño, me arreglé y ya me dispuse
a esperar a los clientes. Y así, desde entonces, no he parado de trabajar en
el piso. Siempre he trabajado bien. Y también hago “streaptease” dentro de
la habitación. Cualquier cosa que me apetezca puedo hacer.
Por la mañana, cuando me levanto, lo primero que hago es ir al baño para
tomar una ducha. Es como una forma de animarme. Unas veces estás con
más voluntad y otras más desanimada. Ahora también hay mucha
competencia en este trabajo. Hay muchas chicas trabajando en los pisos.
Lo más importante en este trabajo es intentar ser profesional. Aunque no te
apetezca o estés desanimada, debes poner tu mejor cara a los clientes para
cautivarlos. Así me comporto cuando soy Leticia. Tengo que separar la
Leticia de la Mariza. Cuando trabajas tienes que actuar, intentar seducir al
cliente. Pero, esto a veces es complicado. Miras a tu alrededor y sientes la
mirada de las otras personas. Aunque estés fuera de casa, en la discoteca,
divirtiéndote, como eres brasileña y tienes esta profesión, ya piensan que
estás exponiéndote. Y no es así. Yo soy Leticia cuando entro en la
habitación con un cliente. Después, cuando salgo o voy por la calle ya dejo
de ser Leticia, y soy simplemente Mariza.
Hay que saber separar los problemas del trabajo. Cuando estás con un
cliente tienes que actuar, tienes que mostrar tu rostro más desvergonzado,
porque lo que quieres es que el cliente vuelva. No es que me guste este
trabajo. Pero, te vas acostumbrando, sigues el ritmo. Esto me da bastante
miedo, que me acostumbre y ya no consiga salir de este tipo de vida.
Y cada día que telefoneo a mi país hay una mala noticia: sube el
desempleo, la violencia, los precios, etc. Yo ya quería marcharme antes.
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