TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

AMANDA
Flores de lana, muñecas de tela y frutas de parafina
Nací en una ciudad del interior de Mato Grosso en julio de 1978. Vivíamos
en un sitio. Con nueve años marchamos a Ouro Preto, en el Estado de
Rondônia, ya en el norte del país.
Mi madre falleció cuando yo tenía seis años. Después me fui a vivir con mi
hermana mayor y ella se encargó de cuidarme. Más tarde, cuando fui a
Rondônia viví en casa de mi padre.
Cuando regresamos de Rondônia mi padre no quiso saber nada más de
nosotros. Eso fue a raíz de que muriese mi madre. Se volvió medio raro. Mi
madre falleció de un derrame cerebral. Ella era quien trabajaba y llevaba
todo el dinero a casa. Mi padre se lo gastaba todo en alcohol y puterío. No
tengo buenos recuerdos de mi padre. Desde que estoy en España, y ya llevo
más de dos años, sólo he hablado con él una vez por teléfono. No tengo
nada de qué hablar con él.
Estudié hasta los doce años. El último colegio al que asistí fue en
Rondônia. Allí estudié hasta la quinta serie. Mientras estuve viviendo con
mi hermana viví bien. Ella estaba casada con un japonés, que ganaba bien.
Pero, luego se enteró de que él mantenía otra familia en Japón y se
separaron.
Antes pasábamos muchas dificultades. A veces sólo comíamos un plato de
caldo Knorr. Mi padre nunca se interesó por mí ni por mis hermanos. Yo
tampoco me intereso por él. Hoy mi hermana va a la casa de mi padre para
limpiar. Es una tonta, gilipollas. Yo no iría. Mi padre es tan malo que si
vive solo tiene la casa llena de comida, pero si vamos alguna de sus hijas
entonces deja la despensa totalmente vacía. Dice que él no tiene la
obligación de mantenernos. Es un mezquino. Siempre ha sido un mezquino.
Mi padre sólo tiene ojos para mi hermano. Y eso que mi hermano ya ha
estado en la cárcel y no cuidaba a sus hijos, que tiene ocho o nueve. Y para
mi padre él es el hombre perfecto.
Más tarde, cuando tenía catorce años, que yo estaba viviendo con mi
hermana, como ella no me dejaba salir y yo quería ir de fiesta con mis
amigas, una noche me escapé. Luego me cogió la policía y entonces me
llevaron para un centro de menores. Mi hermana no quiso ir a buscarme y
me quedé allí con aquellas monjas durante tres meses. Aprendí a hacer
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