TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

estaba con aquella tía, y los chupones… Le dejé una carta diciéndole que
nunca le perdonaría la humillación, y que si existía alguna posibilidad de
volver con él, ya se encargó de matarla. Por ahora ni la amistad, quién sabe
si más adelante… Sé que tampoco me va a buscar porque él está encaconsado
con esa chica.
Y lo que es peor es que él se esté metiendo con la droga. Él me dice que ya
no está enganchado y que está muy bien con esa tía, pero que tampoco no
quiere perder mi amistad.
Javier tiene todavía la llave del piso en Coruña. Pero, ya le dije que se
fuese. Le he dado un tiempo para que busque un sitio, tampoco soy tan
mala. No quiero que diga que yo lo eché a la calle. Pero, supongo que la
venezolana tendrá un piso. Sé que es venezolana porque me lo dice el
instinto, y además le vi unos bolívares.
Yo todavía lo quiero, pero él no lo va a saber por mi boca. Sólo le
devolveré las humillaciones con mi indiferencia. Y cuando no sienta ni un
poquito de rencor ni mucho menos amor, quizás lo llame para hablar. Pero,
no lo creo. Me conozco bien, y sé que no.
En el piso de Marta el trabajo bajó mucho. Las que más pasan son Tania y
Marta. Y los clientes siempre vienen con la pendejada de la rebajita.
Haciendo el amor por teléfono
A Santi lo conocí como cliente en el piso de Coruña. Y se fue enrollando y
enrollando conmigo. Me llama unas diez o quince veces diarias, es que es
mucho… Y me suplica que me quiere, y promete cosas que no cumple. Y
me saca la piedra y entonces lo mando a la mierda. Es que es muy cansón.
A veces él me llama y me carga el teléfono con veinte euros. Yo entonces
le doy un toque para que me llame y hacemos el amor por teléfono. Finjo
que me corro. Le digo cómo estoy vestida. Aunque esté con pijama, le digo
que estoy con ropa interior. Y finjo muchas cosas. Él está obsesionado con
esto. Estamos así de quince a veinte minutos. Dura más haciendo el amor
por teléfono que cuando echa un polvo conmigo en Coruña.
Yo esto ya lo había hecho antes, pero con mi pareja. Cuando hacía una
plaza nos llamábamos y hacíamos el amor. Ahí sí que disfrutaba yo, y me
corría también. Pero, con Santi todo es fingido.
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