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Actas del Congreso

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404 M. Honrubia - E. Sánchez - E. Cortés - M. Hernández - A. García - A. Deogracias<br />

tendrá unas manifestaciones que dependerán de la edad, género, orientación,<br />

identidad, cultura y normas morales de la sociedad en la que el sujeto<br />

se encuentra inmerso. El reconocimiento de la sexualidad desde este sentido<br />

amplio es relativamente moderno (S. Freud, 1898; M. Foucault, 1930; S.<br />

Bouvoir, 1945) elaboran teorías en las que confieren estos elementos que<br />

hemos comentado de dimensión humana cuyas variaciones serán múltiples<br />

en su expresión y que a lo largo <strong>del</strong> siglo XX han dado lugar a investigaciones<br />

relevantes (H. Ellis, 1897, 1903); (A. Kinsey, 1948); (Masters & Johnson,<br />

1966); (S. Hite, 1976); (H. Kaplan, 1976), entre otros, han colocado a la<br />

Sexología y a la clínica de la sexualidad en un lugar preeminente dentro <strong>del</strong><br />

ámbito científico. Este desarrollo y reconocimiento de la sexualidad durante<br />

el siglo pasado, ha facilitado que en el siglo XXI se considere la educación<br />

sexual esencial para el desarrollo personal psicosocial. Sin embargo, aún hoy<br />

en día se considera por gran parte de la sociedad a las personas con diversidad<br />

funcional (PDF), asexuadas y por lo tanto sin necesidades sexuales,<br />

por lo que la atención a esta dimensión y a las necesidades derivadas de<br />

ella, no es necesario tenerlas en cuenta. De esta forma, la sensibilidad para<br />

poder generar el espacio donde se puedan atender quedan muy inhibidas<br />

y casi sin capacidad de ser tenidas en cuenta. El número total de personas<br />

residentes en hogares españoles que declaran tener alguna discapacidad asciende<br />

a 3.847.900. Esto supone un 8,5% de la población. De estas personas<br />

residentes en España, 2,30 millones son mujeres frente a 1,55 millones que<br />

son hombres. Una población importante para tenerla en cuanta a la hora de<br />

programar y atender a su salud sexual y reproductiva.<br />

El reconocimiento de la sexualidad en las personas con discapacidad,<br />

pasa por dejar de lado en la educación sexual, el hasta ahora vigente, Mo<strong>del</strong>o<br />

Médico Rehabilitador basado en la prevención y control de riesgos y<br />

adoptar el discurso basado en los Derechos sexuales y reproductivos <strong>del</strong><br />

Mo<strong>del</strong>o de derechos sexuales que permite integrar a todas las personas y<br />

las empodera para reivindicar la actividad sexual en el marco de la libertad<br />

y la dignidad independientemente de su estado salud.<br />

Desde esta perspectiva surge la definición de salud sexual que relaciona<br />

directamente el estado de salud con el ejercicio de una actividad sexual<br />

saludable.<br />

La salud sexual es un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado<br />

con la sexualidad, no es meramente ausencia de enfermedad, disfunción<br />

o malestar. La salud sexual requiere un acercamiento positivo y respetuoso hacia la<br />

sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de obtener placer y experiencias<br />

sexuales seguras, libres de coacción, discriminación y violencia. Para que<br />

la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas<br />

deben ser respetados, protegidos y satisfechos.(OMS, 2002:28)

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