Procedimiento para la operación del servicio de pedagogía ... - IMSS

Si el niño lo hace correctamente se le dará reconocimiento por su buena participación, si no es así, es
importante te acerques al niño, dirígete a él por su nombre y le vuelves a explicar lo que debe hacer, tú puedes
ejecutar la instrucción o conducta junto con él, para que tenga seguridad, también se le puede decir (con un
tono de voz tranquilo, sin molestia y sin mostrar sorpresa):
“Mateo hay que jugar con este muñeco sin tratarlo mal,
porque nos gusta y lo utilizamos.
También se puede lastimar a un compañero o dañar el salón (menciona el área que esté dañando).
Además, el muñeco se puede descomponer o romper y ya nadie va poder jugar con él.
Entonces hay que tratarlo con cariño”.
Lo anterior se puede hacer con niños de todas las edades, aun cuando parezca que todavía no entienden, con
la demostración y con palabras firmes podemos orientarlos hacia lo que se permite y lo que no. Los niños
comprenden lo que decimos mucho antes de que puedan expresar sus pensamientos. Si respondemos
activamente a las buenas actitudes las mantendrán, si respondemos, en cambio, con mayor prontitud a las
actitudes negativas verán que se les hace caso y actuarán más frecuentemente de esa manera. Estar dispuestos
a sus necesidades, felicitarles por lo que hacen, y saber reconocer lo bueno que hay en ellos ayudará a poner
desde los primeros días de su vida los fundamentos de su autoestima y su autorrespeto, cualidades
elementales para formar a un niño contento y participativo con las actividades y el grupo. Las explicaciones y la
constancia ayudarán a que los menores aprendan el respeto a las reglas que se han establecido para la
actividad.
Una regla de disciplina debe trabajarse en diversas situaciones y momentos, además para fortalecer la
conducta positiva y deseable en el niño es necesario retroalimentar (reconocimiento: palabras positivas).
Estudios muestran que los niños reciben una mayor cantidad de frases negativas que positivas durante el día,
por lo que el reconocimiento que reciba el niño por realizar conductas positivas alienta al menor a mantener
estás conducta y a asumirlas. Sin embargo, es muy importante, diferenciar entre lo que es un elogio y lo que
significa alentar.
El elogio no es sano porque juzga al propio niño y no a la acción, favorece la competencia y busca complacer a
los demás, lo que genera inseguridad. Al utilizar el elogio, el menor percibe mensajes de que es valioso sólo si
hace las cosas como se le piden.
Por su parte el aliento respeta al niño porque no emite juicios sobre su persona sino sobre las acciones que
realiza, resalta su habilidad de los niños en aspectos positivos, en situaciones específicas. De esta manera, el
menor desarrolla la confianza en sí mismo, valora las consecuencias de sus actos y se esfuerza por mejorar, tal
como se muestra en mensajes como: ¡hoy colocaste los cubos en su lugar al terminar la actividad, gracias, eso
es cooperar!
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