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Diccionario del hñähñu (otomí): Valley del ... - SIL International

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MAESTRA ANGÉLICA CASTRO DE LA FUENTE<br />

Viajando de la ciudad de México rumbo al norte por la carretera Panamericana, se cruza<br />

por el estado de Hidalgo, hogar de los indígenas <strong>otomí</strong>es <strong>del</strong> Valle <strong>del</strong> Mezquital, ahora los<br />

<strong>hñähñu</strong>. En 1950 el viajero habría observado un área desértica, seca y hóstil, que se extendía<br />

desde Actopan hasta Zimapán. En ella la gente <strong>otomí</strong> sufría los efectos de una sequía de cinco<br />

años. Muchos tenían hambre y sed, pues aun los charcos se habían secado. La asistencia a las<br />

escuelas rurales era un lujo que pocos podían darse, ya que las familias carecían de fondos hasta<br />

para alimento y ropa.<br />

Conforme la información sobre la seriedad de la situación llegó a la capital <strong>del</strong> país, dos<br />

indianistas destacados, ex-miembros <strong>del</strong> Gabinete Presidencial, empezaron a entrar en acción. El<br />

Dr. Alfonso Caso implementó el envío de agua potable por conducto de PEMEX, a las<br />

comunidades que la necesitaban con desesperación. El Dr. Manuel Gamio hizo varios viajes al<br />

Mezquital y ayudó a hacer arreglos para que se enviara maíz a las comunidades más necesitadas.<br />

Pero aún antes de que llegara ayuda <strong>del</strong> gobierno federal, una mujercita procedente de<br />

la ciudad de México, un diminuto dinamo, se ocupaba en medio <strong>del</strong> ambiente hóstil, a derramar<br />

su energía en un esfuerzo por enseñar a los niños <strong>otomí</strong>es a leer y escribir no obstante su<br />

pobreza. Angélica Castro de la Fuente, hija de intelectuales de la ciudad de México, era una<br />

cruzada improbable de la educación rural. Maestra bien capacitada y hábil administradora,<br />

estaba equipada para puestos administrativos importantes en la Secretaría de Educación Pública.<br />

También había estudiado en la Escuela Nacional de Antropología. Allí había escuchado de las<br />

condiciones infra-humanas de los indios en las áreas rurales de su patria, y fue así que en 1946,<br />

cuando se formó el Instituto de Alfabetización para Indígenas Monolingües (IAIM), Angélica se<br />

convirtió en antropóloga de campo y fue enviada a trabajar con los maestros rurales.<br />

Su primera comisión fue con el Proyecto Tarasco en Michoacán. Allí constató, por los<br />

resultados de la alfabetización en lengua materna, que éste es el medio más efectivo para las<br />

primeras etapas de la educación. En 1947 fue secretaria <strong>del</strong> IAIM, y extendió su trabajo al<br />

proyecto náhuatl <strong>del</strong> estado de Puebla, y más a<strong>del</strong>ante al área <strong>otomí</strong> <strong>del</strong> Mezquital.<br />

Conocí a Angélica en 1946 en el desierto <strong>del</strong> Valle <strong>del</strong> Mezquital, y comenzamos a<br />

trabajar juntas en 1949. Como miembro <strong>del</strong> Instituto Lingüístico de Verano yo también tenía la<br />

convicción que la alfabetización en la lengua materna era la base para lograr una alfabetización<br />

efectiva en español, la lengua nacional. Así que trabajamos en armonía en esa primera y<br />

desafiante etapa de la alfabetización en el Mezquital.<br />

Angélica era una pionera valerosa y energética. Aunque sus estudios no la habían<br />

preparado para los rigores <strong>del</strong> ambiente en el que trabajábamos, cambió gustosa los tacones<br />

urbanos por huaraches indios. Así, juntas, caminamos a pie para llegar a aquellas regiones donde<br />

no había caminos. Yo me maravillaba de la resistencia y determinación de ese pequeño fardo de<br />

energía.<br />

Angélica reclutó a posibles instructores bilingües en potencia que prometían mucho.<br />

Algunos de ellos nada más habían dominado lo básico de la lectura en español. En el Internado<br />

Fray Bartolomé de las Casas, en el pueblo de Los Remedios en Ixmiquilpan, comenzamos<br />

instruyéndolos en principios de pedagogía utilizando materiales que habíamos preparado en su<br />

propia lengua. Los primeros años fueron difíciles, pues el prestigio de la lengua materna era muy<br />

bajo debido a la pobreza material de la región. Tuvimos que vencer esa resistencia demostrando<br />

que la alfabetización en la lengua materna facilita, de hecho, la lectura <strong>del</strong> español.<br />

viii

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