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Libro de Actas final_2

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GT 24 GRUPO DE SOCIOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN Y DEL LENGUAJE<br />

Así, a los gordos les obligan a mantener relaciones con las flacas y los flacos con las gordas. Al igual que en Utopía, las<br />

mujeres se ejercitan en el uso <strong>de</strong> las armas. La pena capital no es ejecutada por verdugos, sino que toda la ciudad <strong>de</strong>be<br />

participar en la pena capital lapidando al con<strong>de</strong>nado o quemándolo. Todo el mundo está obligado a confesar sus faltas a<br />

los sacerdotes y a la vez éstos se confiesan a los tres príncipes supremos. Así los gobernantes saben todo lo que acontece<br />

en la ciudad.<br />

En Cristianópolis, una utopía <strong>de</strong> marcado carácter protestante, <strong>de</strong> Joham Valentin Andreae, se reza públicamente tres<br />

veces al día, el tiempo <strong>de</strong> ocio se <strong>de</strong>dica a la meditación o a ayudar al prójimo. Las casas no son <strong>de</strong> propiedad y <strong>de</strong>ben<br />

abandonarse cuando así lo <strong>de</strong>signan las autorida<strong>de</strong>s. El matrimonio es acogido con <strong>de</strong>voción y se admira más entre los<br />

futuros esposos la virtud que la belleza. Evi<strong>de</strong>ntemente la libertad sexual no aparece por ningún lado. Igual podríamos<br />

referirnos a La república <strong>de</strong> Oceana <strong>de</strong> Harrington (1656) y tantas y tantas utopías. Utopías <strong>de</strong>cimonónicas como El<br />

nuevo cristianismo <strong>de</strong> Saint-Simon, recogen los ecos <strong>de</strong> estas utopías pseudoreligiosas o los falansterios <strong>de</strong> Fourier<br />

“regulan” la promiscuidad sexual.<br />

En todo este tipo <strong>de</strong> literatura don<strong>de</strong> se mezclan ilusiones, divagaciones pseudocientíficas, se recoge un espíritu místico<br />

que señala un proceso <strong>de</strong> secularización <strong>de</strong>l pensamiento. No <strong>de</strong>jamos <strong>de</strong> movernos en la construcción <strong>de</strong> imaginarios y<br />

fantasías. En la medida que los <strong>de</strong>nominados “socialistas románticos” intentaron llevar a la práctica su sueño, ello acabó<br />

en un estrepitoso fracaso (Alexandrian,1983). Recor<strong>de</strong>mos que la única experiencia <strong>de</strong> un falansterio en Francia naufragó<br />

inmediatamente; La New Harmony en Estados Unidos <strong>de</strong> Owen, le llevó a la ruina; Nueva Icaria <strong>de</strong> Étienne Cabet nunca<br />

prosperó e incluso un nuevo intento en Nauvoo (Illinois), en 1849, acabó con la expulsión <strong>de</strong>l propio Cabet; semejantes<br />

<strong>de</strong>sengaños afectaron a la pseudoreligión saintsimoniana o la positiva <strong>de</strong> Comte. Así, todos los proyectos utópicos no<br />

han podido soportar la realidad y parecen con<strong>de</strong>nados a quedar recluidos en el mundo <strong>de</strong> lo imaginario. La utopía parece<br />

con<strong>de</strong>nada a culminar en distopía, anunciando un mundo <strong>de</strong> infelicidad.<br />

En una <strong>de</strong> las distopías 6 mo<strong>de</strong>rnas más famosas, Fahrenheit 451 <strong>de</strong> Ray Bradbury, publicada en 1953, Montang bombero<br />

incendiario <strong>de</strong> libros en una sociedad que controla el pensamiento- <strong>de</strong>be soportar su matrimonio con Mildred, una mujer<br />

alienada mediáticamente y saturada <strong>de</strong> calmantes. Uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>tonantes que provocará en el protagonista la rebelión<br />

contra el sistema, será el encuentro con una joven adolescente y antisocial, Clarisse, cuando ésta le pregunta si es feliz.<br />

La pregunta sobre una felicidad que Montang no había experimentado nunca provocará una catarsis <strong>de</strong>salienadora. Esta<br />

felicidad, profundamente antropológica y muchas veces in<strong>de</strong>scriptible, nada tiene que ver con la felicidad prometida<br />

por las utopías o reflejadas por su negativo en las distopías. En Un mundo feliz <strong>de</strong> Huxley (1932) se nos objetiva en qué<br />

consiste esa “felicidad”. Uno <strong>de</strong> los protagonistas, Foster, la <strong>de</strong>fine: “Este es el secreto <strong>de</strong> la felicidad y la virtud: amar<br />

lo que uno tiene que hacer. Todo condicionamiento tien<strong>de</strong> a esto: a lograr que la gente ame su inevitable <strong>de</strong>stino social”.<br />

También el protagonista <strong>de</strong> Wal<strong>de</strong>n II <strong>de</strong> Bhurrus Skinner (1948), es consciente que su experimento utópico ha sacrificado<br />

la libertad, a través <strong>de</strong> las técnicas <strong>de</strong> condicionamiento, con tal <strong>de</strong> conseguir la felicidad. Al igual que Tocqueville<br />

estableció la incompatibilidad <strong>de</strong>mocrática entre libertad e igualdad, el mundo utópico nos permite una reflexión sobre la<br />

discordancia entre libertad y felicidad, si uno <strong>de</strong> los dos términos o ambos son mal conceptuados.<br />

Este divorcio entre libertad y una aparente felicidad, proporcionadas por un sistema, método u organización, parece<br />

inevitable en la ensoñación utópica. Las viejas utopías, nos referimos a las que surgen en el renacimiento hasta las que<br />

se <strong>de</strong>scriben en el siglo XIX bajo la influencia <strong>de</strong>l utopismo socialista , nos presentan un sentido <strong>de</strong> la felicidad peculiar.<br />

Un prece<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> este concepto <strong>de</strong> felicidad lo encontramos formulado en El Emilio <strong>de</strong> Rousseau, cuando <strong>de</strong>fine la única<br />

felicidad posible como una felicidad negativa. Con otras palabras, el ginebrino consi<strong>de</strong>ra que la felicidad se consigue<br />

cuando se han eliminado todos los posibles males que pue<strong>de</strong>n afectar a la persona (hambre, acci<strong>de</strong>ntes, <strong>de</strong>samores,<br />

etcétera, ). El mundo utópico será un here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> esta concepción, aplicada a lo social. Uno <strong>de</strong> los atractivos <strong>de</strong> la sociedad<br />

utópica, en sus múltiples versiones literarias, es que por fin se ha organizado la sociedad <strong>de</strong> tal forma que los imprevistos<br />

han sido eliminados y el futuro está garantizado. Se reproduce lo que Ian Hacking <strong>de</strong>nominó “la domesticación <strong>de</strong>l azar”.<br />

Esta aspiración no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser la <strong>de</strong>l propio Estado mo<strong>de</strong>rno y <strong>de</strong>l Bienestar, al que le ilusionaría que todo el mundo<br />

muriera a la edad prevista, <strong>de</strong> la enfermedad prevista y se evitara cualquier tipo <strong>de</strong> acci<strong>de</strong>nte o imprevisto que alterara los<br />

cálculos burocráticos.<br />

Sin embargo, el problema <strong>de</strong> la relación entre lo imaginario y lo real, no es tan sencillo <strong>de</strong> resolver. Así como el<br />

pensamiento utópico nos presenta una libertad y felicidad “imaginarias” e imposible, lo imaginario en cambio parece ser<br />

parte inseparable <strong>de</strong> la realidad. En muchos autores actuales la estructura imaginaria configura incluso la realidad moral.<br />

Habermas, por ejemplo, plantea que el “Bien” no es una convención ni una esencia, sino el resultado <strong>de</strong> una fantasía<br />

(Habermas, 1987). La palabra alemana phantasie se traduce como imaginación, en este caso hablaríamos <strong>de</strong> imaginación<br />

o imaginario social. Esta reflexión quiere conducirnos a repensar el papel o la función <strong>de</strong> las utopías y las distopías en<br />

los imaginarios colectivos y su conexión con las i<strong>de</strong>ologías en cuanto que propuestas <strong>de</strong> cambio social (aparentemente<br />

racionales).<br />

1133<br />

6 El término distopía fue acuñado por John Stuart Mill, en 1868, contraponiéndolo <strong>de</strong> forma irónica al <strong>de</strong> utopía. La distopía es una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> un<br />

mundo aberrante por la aplicación <strong>de</strong> ciertas acciones especialmente políticas o por una <strong>de</strong>bacle ecológica causada por un uso irracional <strong>de</strong> la tecnología.<br />

CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA<br />

XI Congreso Español <strong>de</strong> Sociología (FES)

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