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Libro de Actas final_2

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GT 24 GRUPO DE SOCIOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN Y DEL LENGUAJE<br />

La distopía en cuanto que genera pánico hacia el futuro, genera un efecto secundario beneficioso que es la integración <strong>de</strong><br />

los individuos atomizados en un todo por agregación: “Cuando se extien<strong>de</strong> el pánico –continúa Dupuy- la sociedad se<br />

disgrega, se <strong>de</strong>scompone, se atomiza. Pero no obstante, como la misma palabra indica, el pánico es también totalización,<br />

formación <strong>de</strong> un todo” (Dupuy, 1999: 31). El panteísmo social actual, consistiría que la sociedad no se une por un bien<br />

común y por la sociabilidad connatural <strong>de</strong> los hombres, sino que consiste en un agregado <strong>de</strong> individuos asociales agrupados<br />

por el miedo a un futuro terrible. De ahí la función cohesionadora y catártica <strong>de</strong> las distopías. Pero este panteísmo tiene<br />

su contrapartida en la función <strong>de</strong> individuación también propia <strong>de</strong>l horror. Ricoeur propone que el miedo individua por<br />

aislamiento: “El horror aísla al al hacer incomparable, incomparablemente único, únicamente único” (Ricoeur, 1999:<br />

911). El terror nos afronta con nuestra propia <strong>de</strong>bilidad y nuestra nada. La experiencia absolutamente íntima y personal<br />

<strong>de</strong> sentir terror, nos hace sentir únicos e irrepetibles a la vez que convivimos con el panteísmo social. Este juego <strong>de</strong><br />

individualización y masificación, es la oscilante marejada psicológica a que se haya sometido el hombre posmo<strong>de</strong>rno.<br />

En <strong>de</strong>finitiva, las distopías trabajan nuestro imaginario con el fin <strong>de</strong> aceptar que no existen mundos felices, y que es mejor<br />

en una felicidad incompleta real que no una posible infelicidad colectiva e insoportable. La conclusión al leer una distopía<br />

es que la realidad no está tan mal <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo, pues hay hipotéticos mundos posibles mucho peores 19 . Algunos<br />

apuntan que las distopías son formas literarias que acompañan las últimas modas <strong>de</strong> la teoría científica, esto es las Teorías<br />

<strong>de</strong>l caos, tal y como las presentadas por René Thom o Edgard Lorenz. Bajo esta perspectiva, la distopía representaría una<br />

advertencia imaginaria <strong>de</strong>l peligro que la <strong>de</strong>sviación <strong>de</strong> algunos parámetros en un sistema complejo –la propia sociedadpodría<br />

<strong>de</strong>sembocar en una <strong>de</strong>sestabilización o catástrofe. Las distopías se pue<strong>de</strong>n pensar como la extrapolación <strong>de</strong> las<br />

consecuencias lógicas <strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado sistema. Todo lo distópico y repugnante en él queda liberado <strong>de</strong> la corrección<br />

política y permite aventurar futuribles. Casi, podríamos afirmar, la eclosión <strong>de</strong> las distopías en el siglo XX representa una<br />

literatura sociológica <strong>de</strong>sinhibida.<br />

Por último hemos <strong>de</strong> volver, para terminar, al concepto <strong>de</strong> Catársis tal y como nos lo expone Huizinga, para enten<strong>de</strong>r<br />

mejor la función <strong>de</strong> las distopías: “los griegos llamaban Katharsis (purificación) al estado <strong>de</strong> espíritu en que quedaban<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber contemplado la tragedia. Es el silencio <strong>de</strong>l corazón, cuando la compasión y el terror han <strong>de</strong>saparecido.<br />

Es la purificación <strong>de</strong>l alma cuando ha comprendido la causa profunda <strong>de</strong> las cosas, purificación que nos prepara <strong>de</strong> nuevo<br />

para los actos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber y para la aceptación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino, que quebranta en nosotros la hybris [confianza <strong>de</strong>smesurada<br />

en uno mismo], tal como la representaba la tragedia y que <strong>de</strong>sarraiga en nosotros los apetitos vehementes <strong>de</strong> la vida<br />

conduciendo nuestra alma a la paz” (Huizinga, 2007: 215). La distopía, vista así, como provocadora <strong>de</strong> catársis podría<br />

enten<strong>de</strong>rse como una medicina <strong>de</strong>l alma al contemplar el horror que pue<strong>de</strong>n generar ciertas actitu<strong>de</strong>s vitales o políticas.<br />

Pero esta medicina pue<strong>de</strong> diluirse en la medida que la novela distópica se espectaculariza y se convierte en un mero<br />

producto <strong>de</strong> entretenimiento fílmico. Entonces asoma el peligro real <strong>de</strong> nuestra civilización que impi<strong>de</strong> que la literatura<br />

se transforme en paliativo <strong>de</strong> los espíritus, por culpa <strong>de</strong>: “un puerilismo extravagante, dominado por la bestia enjaulada,<br />

manchado por la mentira y el engaño” (Huizinga, 2007: 216). Y es que ciertas catársis son efectivas para sanar, si al<br />

cuerpo social le queda algo <strong>de</strong> salud. De lo contrario, será imposible.<br />

1137<br />

5. Conclusiones<br />

La novela distópica no es un acci<strong>de</strong>nte literario son que correspon<strong>de</strong>, por un lado, a una <strong>de</strong> las funciones más profundas<br />

<strong>de</strong> la literatura, ya recogidas en el pensamiento aristotélico; y, por otro lado, al propio contexto histórico en el que<br />

aparecen. El trasfondo <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> las utopías es establecer en qué medida, al igual que la original literatura, la mítica,<br />

correspon<strong>de</strong> a “otra forma” <strong>de</strong> contar la realidad. Mito y logos no <strong>de</strong>vendrían en caminos opuestos sino complementarios<br />

e incluso muchas veces indisolublemente unidos. Por eso, en algunos textos aristotélicos la palabra mito y logos aparecen<br />

como sinónimas, al utilizarse en el ámbito <strong>de</strong> la poesía.<br />

Un análisis <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva teórica <strong>de</strong> los imaginarios sociales nos permite <strong>de</strong>scubrir en la literatura distópica una<br />

serie <strong>de</strong> funciones entre la que <strong>de</strong>stacamos la cohesionadora socialmente, al advertir imaginativamente <strong>de</strong> los peligros que<br />

corre la sociedad. Ello nos lleva a hilar nuevamente el fenómeno distópico con la estructura <strong>de</strong>l pensamiento griego que ya<br />

míticamente nos aproximó a las funciones <strong>de</strong>l pánico y el terror, en cuanto que relatos. Así, una vez más <strong>de</strong>scubrimos que<br />

en la reciente y exitosa literatura distópica se hayan latentes la misma función catártica que el griego concedió a los relatos<br />

teatralizados o versionados poéticamente. Todo ello nos lleva a afirmar que este tipo <strong>de</strong> literatura que hemos analizado<br />

tener una función pedagógica que sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser racional no adopta la formalidad racionalizadora.<br />

6. Bibliografía<br />

Arendt, Hannah (2002) La condición humana, Barcelona, Paidós.<br />

Bloch Ernst. (1977), El principio esperanza, Madrid, Aguilar.<br />

Burckhardt, Jacob (1964) Historia <strong>de</strong> la cultura griega, Barcelona, Iberia.<br />

Dupuy, Jean-Pierre (1999), El pánico, Barcelona, Gedisa.<br />

tormentas fruto <strong>de</strong> Pan que era el dios <strong>de</strong> la naturaleza salvaje.<br />

19 Ya los filósofos <strong>de</strong>l siglo XVII han mostrado claramente que no hay esperanza sin miedo ni miedo sin esperanza, pues el miedo va unido siempre<br />

a la esperanza <strong>de</strong> que aquello que se teme no ocurra y la esperanza va unida siempre al miedo <strong>de</strong> que aquello que se espera no llegue (Cf. Descartes,<br />

Tratado <strong>de</strong> las pasiones, LVIII; Spinoza, Etica, III, Definiciones <strong>de</strong> los afectos, XII-XIII).<br />

CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA<br />

XI Congreso Español <strong>de</strong> Sociología (FES)

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