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Libro de Actas final_2

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GT 17 GRUPO DE SOCIOLOGÍA DE LA EDAD Y CICLO VITAL<br />

2. Envejecer en casa: <strong>de</strong>bates aca<strong>de</strong>mico-institucionales.<br />

Aunque el hecho <strong>de</strong> residir en el domicilio propio durante la vejez no es un fenómeno exclusivamente contemporáneo,<br />

su conceptualización bajo el término anglosajón “Ageing in Place” no fue popularizado hasta principios <strong>de</strong> la década<br />

<strong>de</strong> los noventa. El envejecimiento <strong>de</strong>mográfico <strong>de</strong> los países occi<strong>de</strong>ntales impulsó la búsqueda <strong>de</strong> líneas <strong>de</strong> actuación<br />

que guiaran la gestión <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> una población mayor cada vez más numerosa. Des<strong>de</strong> entonces el concepto <strong>de</strong><br />

‘Ageing in Place’ ha servido como eslogan bajo el cual presentar aquellas políticas públicas que coordinan los servicios<br />

dirigidos a la Tercera y, sobre todo, Cuarta Edad en materia <strong>de</strong> vivienda, cuidados, y servicios sociales (Houben 2001). El<br />

objetivo <strong>de</strong> estas medidas ha sido facilitar el que las personas mayores permanezcan en sus viviendas particulares como<br />

alternativa al traslado a instituciones <strong>de</strong> cuidados. El discurso institucional ha ensalzado los beneficios que permanecer<br />

tiene para la calidad <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> las personas mayores fundamentándolo en que esta modalidad habitacional evita la ruptura<br />

con las re<strong>de</strong>s sociales y el entorno físico conocido por el mayor. El uso <strong>de</strong> este concepto como herramienta política asume<br />

que esta es la forma resi<strong>de</strong>ncial más <strong>de</strong>seable, por los beneficios que reporta a los mayores, pero a su vez la presenta como<br />

necesaria, ya que supone una alternativa viable para la gestión pública <strong>de</strong>l incremento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> salud<br />

y vivienda provenientes <strong>de</strong>l envejecimiento <strong>de</strong>mográfico.<br />

La principal crítica que se ha hecho <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mundo académico al uso institucional <strong>de</strong>l término ‘Ageing in Place’ ha sido<br />

que su promoción ha tenido una motivación esencialmente económica, utilizándolo como pretexto para reducir los costes<br />

<strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> salud y vivienda que generan estos grupos <strong>de</strong> población. En este sentido, Oldman (2003:62)<br />

advierte que aunque es cierto que gran parte <strong>de</strong> los mayores prefieren vivir en sus domicilios, muchos gobiernos han<br />

utilizado este hecho como subterfugio para reducir drásticamente la inversión en gasto social y <strong>de</strong> vivienda, privatizando<br />

estos sectores y trasladando la responsabilidad <strong>de</strong> cobertura <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> vivienda y cuidados a los propios<br />

individuos y sus familias. También, según Oldman (ibíd.) estas políticas favorables a la vida resi<strong>de</strong>ncialmente autónoma<br />

frente a la institución <strong>de</strong> cuidados, se basan en un prejuicio negativo hacia la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y la visión <strong>de</strong> la vejez como<br />

estigma. Para algunos mayores permanecer en su entorno resi<strong>de</strong>ncial pue<strong>de</strong> significar soledad y aislamiento, pudiendo<br />

preferir el traslado a una vivienda colectiva (Oldman and Quilgars 1999). A su vez, no todas las condiciones <strong>de</strong> partida<br />

son buenas, ya que algunos mayores resi<strong>de</strong>n en viviendas en mal estado, <strong>de</strong>terioradas por el paso <strong>de</strong>l tiempo o con<br />

graves <strong>de</strong>ficiencias estructurales (Heywood, Oldman and Means 2002) y, a<strong>de</strong>más, la falta <strong>de</strong> recursos económicos pue<strong>de</strong>n<br />

impedir un cambio hacia otro inmueble que se ajuste más a sus necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las opciones planteadas por el<br />

mercado privado <strong>de</strong> vivienda (Clough et al. 2005). Por tanto la asunción <strong>de</strong> que el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> permanecer es común a todos<br />

los mayores y que sus beneficios son universalmente positivos <strong>de</strong>be ser, cuanto menos, sometida a examen.<br />

695<br />

3. Determinantes <strong>de</strong> la permanencia resi<strong>de</strong>ncial en eda<strong>de</strong>s avanzadas<br />

A pesar <strong>de</strong> que la estabilidad resi<strong>de</strong>ncial <strong>de</strong> los mayores europeos ha recibido menor atención que la movilidad, el<br />

estudio <strong>de</strong> las transiciones entre domicilios se ha construido muchas veces en contraposición a aquellos que no se<br />

trasladan. Este hecho ayuda a establecer <strong>de</strong> manera indirecta unas bases empíricas sobre las que construir nuestro análisis,<br />

fundamentando teóricamente la selección <strong>de</strong> los factores que más influencian el comportamiento resi<strong>de</strong>ncialmente estable<br />

<strong>de</strong> los colectivos <strong>de</strong> mayores.<br />

Factores socio-<strong>de</strong>mográficos<br />

Algunos factores <strong>de</strong>mográficos como la edad y el género están fuertemente asociados con el tipo <strong>de</strong> dinámica resi<strong>de</strong>ncial<br />

que las personas mayores presentan. Por ejemplo, los roles <strong>de</strong> género y los perfiles socio<strong>de</strong>mográficos vinculados a cada<br />

uno <strong>de</strong> ellos hacen que probabilidad <strong>de</strong> realizar un movimiento resi<strong>de</strong>ncial varíe <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> si la persona mayor es<br />

hombre o mujer. Como apuntan De Santis, Segheri and Tanturri (2008), las mujeres <strong>de</strong> edad avanzada presentan índices<br />

<strong>de</strong> pobreza más elevados que los varones, ten<strong>de</strong>ncia que comparten la gran mayoría <strong>de</strong> países europeos. Esto se traduce<br />

en una menor capacidad económica <strong>de</strong> las mujeres mayores para afrontar un eventual cambio <strong>de</strong> domicilio. También la<br />

etapa <strong>de</strong> la vejez en la que se encuentren los individuos repercute en el comportamiento resi<strong>de</strong>ncial que estos presentan. El<br />

efecto <strong>de</strong> la edad sobre la estabilidad resi<strong>de</strong>ncial radica en la relación que esta mantiene con el estado <strong>de</strong> salud. El proceso<br />

<strong>de</strong> envejecimiento implica que las capacida<strong>de</strong>s físico-cognitivas vayan <strong>de</strong>teriorándose a medida que el tiempo pasa, lo<br />

que hace emerger nuevas necesida<strong>de</strong>s vitales relacionadas con esas capacida<strong>de</strong>s, que si no son resueltas o necesitan <strong>de</strong><br />

cuidados más especializados pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>rivar en el traslado a una resi<strong>de</strong>ncia u hospital (Castle 2001).<br />

El estado civil y la composición <strong>de</strong>l hogar, también se han revelado como factores individuales que influencian el tipo<br />

<strong>de</strong> patrón resi<strong>de</strong>ncial mostrado durante la vejez, sobre todo en un sentido <strong>de</strong> apoyo y asistencia para los mayores. Estar<br />

casado, un proxy <strong>de</strong> la convivencia en pareja, supone contar con una fuente <strong>de</strong> apoyo informal que pue<strong>de</strong> alargar la<br />

duración en el domicilio contrarrestando los efectos <strong>de</strong> la aparición <strong>de</strong> cualquier tipo <strong>de</strong> enfermedad o discapacidad<br />

(Freedman 1996). Este efecto es particularmente visible en el caso <strong>de</strong> los hombres, En algunos países como Finlandia<br />

(Martikainen et al. 2009), Reino Unido (Grundy and Jitlal 2007) o España (Rogero-García 2009), se ha <strong>de</strong>mostrado que<br />

CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA<br />

XI Congreso Español <strong>de</strong> Sociología (FES)

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