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Libro de Actas final_2

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GT 19 GRUPO DE SOCIOLOGÍA DEL CONSUMO<br />

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contra sus propias ansieda<strong>de</strong>s y temores, en la que los productos ecológicos se conciben como auténticos elementos<br />

<strong>de</strong> “compensación”, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l “acoso alimentario” percibido. Así, la imagen <strong>de</strong> lo ecológico se configura a través <strong>de</strong><br />

valores simbólicos con resonancia afectiva como la “seguridad”, la “tranquilidad” y la “confianza”, creando un contexto<br />

significativo oral, en el sentido psicoanalítico <strong>de</strong>l término. Sin embargo, en este contexto discursivo y social, éste no se<br />

plantea como un consumo voraz y cuantitativo (típico en la oralidad), sino que lo ecológico se convierte en receptáculo<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>seos y fantasías orales <strong>de</strong> incorporación <strong>de</strong> formas simbólicas <strong>de</strong>l “objeto bueno”.<br />

Este espacio imaginario <strong>de</strong>l consumo saludable ha significado los productos ecológicos como productos “sanos”, <strong>de</strong><br />

“verdad”, “fiables”, “honestos” y “seguros”, y con capacidad <strong>de</strong> proporcionar el máximo bienestar, <strong>de</strong>jando a cierta<br />

distancia el malestar, como hacen la relaciones con prepon<strong>de</strong>rancia oral. Lo ecológico sirve así, a estos consumidores,<br />

especialmente el núcleo <strong>de</strong> madres <strong>de</strong> familia, para restablecer la “confianza” con la alimentación, asociándola a un<br />

bienestar reconfortador, gratificador, que tien<strong>de</strong> a <strong>de</strong>sconflictivizar la ingesta. En las ca<strong>de</strong>nas asociativas, incluso han<br />

llegado a evocar <strong>de</strong> forma espontánea, la práctica <strong>de</strong> la lactancia materna, en base a la cual lo ecológico se propone<br />

como forma <strong>de</strong> continuidad simbólica. En coherencia con esta línea connotativa, en el discurso han emergido fantasías<br />

<strong>de</strong> apropiación oral, en las variadas referencias a las inmensas capacida<strong>de</strong>s nutritivas y vitamínicas <strong>de</strong> los productos<br />

ecológicos, en la búsqueda <strong>de</strong> la “asimilación” <strong>de</strong> estas “buenas” cualida<strong>de</strong>s en uno mismo. De hecho, este proceso se<br />

ha <strong>de</strong>sarrollado <strong>de</strong> modo concreto, a partir <strong>de</strong>l imaginema <strong>de</strong>l carácter “preventivo” <strong>de</strong> la alimentación ecológica. Pues<br />

esta tendría la capacidad <strong>de</strong> retrasar o evitar <strong>de</strong>terminadas enfermeda<strong>de</strong>s (como el cáncer, entre otras), así como <strong>de</strong><br />

multiplicar las <strong>de</strong>fensas <strong>de</strong>l cuerpo. De modo que se trata <strong>de</strong> una imagen que facilita la i<strong>de</strong>alización <strong>de</strong> la garantida ingesta<br />

saludable. También aparece en el discurso, el imaginema <strong>de</strong> las capacida<strong>de</strong>s “curativas”, situando este tipo <strong>de</strong> consumo<br />

en relación con el proceso <strong>de</strong> medicalización <strong>de</strong> la alimentación (Garcia Arnaiz, 2007). Por otra parte, encontramos una<br />

línea connotativa, tal vez <strong>de</strong> menor relevancia, en que lo ecológico se asocia a la añoranza <strong>de</strong> los “tiempos <strong>de</strong> antes”, “lo<br />

antiguo”, “lo rural”, un pasado algo i<strong>de</strong>alizado en el que parecían no existir, imaginan estos consumidores, peligros y<br />

conflictos con los procesos alimentarios.<br />

Finalmente, se <strong>de</strong>sarrolla una doble lógica motivacional <strong>de</strong> diferenciación social y simbólica. La primera, ante los<br />

no consumidores ecológicos, que se afirma como una estrategia <strong>de</strong> diferenciación social ascen<strong>de</strong>nte. Los “otros” no<br />

ecológicos serian aquellos que ni tienen cultura alimentaria, ni muestran preocupación alguna por los procesos <strong>de</strong> cambio<br />

alimentario y todas sus consecuencias. Aunque sin <strong>de</strong>cirlo abiertamente, se trata <strong>de</strong> marcar distancias, fundamentalmente,<br />

con los sectores populares y los más alejados <strong>de</strong>l consumo ecológico. La segunda, se <strong>de</strong>sarrollaría en el interior <strong>de</strong>l<br />

segmento <strong>de</strong> consumidores ecológicos, en un intento <strong>de</strong> diferenciación con respecto aquellos consumidores más próximos,<br />

pero que se mostrarían incapaces –dicen- <strong>de</strong> apropiarse <strong>de</strong> lo ecológico en la forma “correcta” y legítima. Se ponen <strong>de</strong><br />

manifiesto así, las diferencias en el habitus, las valoraciones, los juicios y clasificaciones <strong>de</strong> las formas concretas con<br />

que los consumidores <strong>de</strong> esta posición y esos otros sectores, ponen en práctica. Por último, cabria hablar <strong>de</strong> algunos<br />

indicios <strong>de</strong> un proceso diferenciador con respecto a los sectores más adinerados que consumen ecológico. Hacia éstos, se<br />

mostrarían algunas dosis <strong>de</strong> hostilidad. Tal vez se pueda hipotetizar la mediación <strong>de</strong> un sentimiento <strong>de</strong> exclusividad, en<br />

un sentido próximo al postulado por Veblen (1899), aunque sin embargo, con efectos contrarios a la emulación, es <strong>de</strong>cir,<br />

marcando distancia respecto a estos sectores.<br />

4.4. Posición motivacional <strong>de</strong> la responsabilidad individualista<br />

Surgida <strong>de</strong>l discurso predominante en la fracción minoritaria <strong>de</strong>l GD2, así como <strong>de</strong> la EO2, EO3, EO8 y EO9, representa<br />

el discurso central con respecto los dos anteriores. Asimismo, es el que ha expresado una mayor variabilidad en el<br />

discurso sobre lo ecológico, y una mayor sobre<strong>de</strong>terminación motivacional. En el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l vector socio-ambiental,<br />

los discursos han tendido a dibujar más o menor críticamente un contexto social, económico y ambiental, marcado por<br />

los límites <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> estas esferas. Se concibe el <strong>final</strong> <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> sociedad tal y como ahora se conoce, si no se<br />

introducen cambios que frenen lo que se entien<strong>de</strong> más o menos latentemente como “<strong>de</strong>sequilibrios”. La i<strong>de</strong>ntificación<br />

<strong>de</strong> distintas problemáticas como el dominio <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s empresas, el “consumismo excesivo”, y la <strong>de</strong>sigualdad en el<br />

mundo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la cada vez más cercana –dicen- crisis energética, con el fin <strong>de</strong>l petróleo, se articula con la incapacidad<br />

<strong>de</strong> imaginar cualquier transformación real. Lo que hace que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta posición, algo más cercana i<strong>de</strong>ológicamente a un<br />

mo<strong>de</strong>rado “ambientalismo” (Riechmann, 1994), se conciba el consumo ecológico como la posibilidad <strong>de</strong> “hacer alguna<br />

cosa” (GD2) ante las citadas problemáticas. En este sentido, se realiza la proyección social <strong>de</strong>l consumo ecológico, como<br />

modo <strong>de</strong> intervención ciudadana. Aunque ésta no se entien<strong>de</strong> como algo colectivo, sino como lo ejemplifica la metáfora<br />

<strong>de</strong>l voto aparecida en el GD2: el consumo ecológico seria un mecanismo <strong>de</strong> intervención socio-ambiental individualizada.<br />

Como pasa con la participación electoral (en su contexto), el éxito <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> la suma <strong>de</strong> actos individuales <strong>de</strong><br />

consumo; se entien<strong>de</strong>, que las <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong> cada individuo pue<strong>de</strong>n revertir sobre el bienestar socio-ambiental. De este<br />

modo, el consumo ecológico se <strong>de</strong>fine como una forma individual <strong>de</strong> ejercer la responsabilidad ante las problemáticas<br />

socio-ambientales que más o menos preocupan, aunque siendo el consumo, el inicio y el fin <strong>de</strong> esta intervención. Proceso<br />

que, al menos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la óptica <strong>de</strong>l consumidor, nos recuerda a la privatización e individualización <strong>de</strong> los asuntos públicos,<br />

colectivos, señalada por Bauman (1998).<br />

perspectiva kleiniana.<br />

CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA<br />

XI Congreso Español <strong>de</strong> Sociología (FES)

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