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Libro de Actas final_2

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GT 20 GRUPO DE SOCIOLOGÍA DE MOVIMIENTOS SOCIALES, ACCIÓN COLECTIVA Y CAMBIO SOCIAL<br />

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individuo a participar". De esta forma, la extensión <strong>de</strong> la convocatoria por la red termina contribuyendo a superar el<br />

necesario “umbral <strong>de</strong> rebeldía” que asegura la difusión y el éxito <strong>de</strong> la convocatoria, permitiendo con ello la activación<br />

<strong>de</strong> nodos que hasta entonces permanecían inactivos. Así explican este proceso <strong>de</strong> difusión Haro y Sampedro (2011): "el<br />

receptor <strong>de</strong>l mensaje le conce<strong>de</strong> mayor credibilidad a la información que fluye por esas re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> confianza que a la <strong>de</strong> los<br />

canales convencionales. La fuerza <strong>de</strong>l mensaje resi<strong>de</strong> en el aval <strong>de</strong> quién lo envía. Y esta fuerza es tal, que los primeros<br />

receptores reenvían a su vez la convocatoria a sus re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> confianza, construyendo una ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> información basada<br />

en una relación personal que se materializa en la agenda <strong>de</strong> contactos <strong>de</strong> cada conector." En este sentido, el caso <strong>de</strong>l<br />

15-M nos pue<strong>de</strong> llevar a concluir que este "movimiento" sirvió también para ocupar el vacío existente producto <strong>de</strong> la<br />

ausencia <strong>de</strong> sólidas estructuras <strong>de</strong> movilización en algunas ciuda<strong>de</strong>s (caso <strong>de</strong> Madrid, por ejemplo) y <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong><br />

superar los círculos activistas y sus prácticas ritualizadas. Así, en la práctica <strong>de</strong> las cibermultitu<strong>de</strong>s, uno <strong>de</strong> los objetivos<br />

elementales "es que la información y las convocatorias salgan <strong>de</strong>l círculo <strong>de</strong> los grupos sociales que ya están politizados<br />

y alcancen nuevas subre<strong>de</strong>s menos politizadas en la sociedad " (Candón Mena, 2009). Sin embargo, po<strong>de</strong>mos encontrar<br />

casos don<strong>de</strong> la situación se revierte. Sería, por ejemplo, el caso vasco caracterizado por una alta <strong>de</strong>nsidad asociativa y<br />

"militante" y por una cultura política participativa, la situación a este respecto estaría siendo diferente. Precisamente, las<br />

fuertes estructuras <strong>de</strong> movilización (en forma <strong>de</strong> partidos, sindicatos y movimientos socales) podrían estar inhibiendo<br />

parcialmente la aparición <strong>de</strong> ciber-multitu<strong>de</strong>s como nuevos fenómenos sociales. Así, <strong>de</strong> alguna forma, el factor "sorpresa"<br />

<strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> convocatorias no es tan fácilmente reproducible en entornos, como el vasco, don<strong>de</strong> las subre<strong>de</strong>s sociales<br />

politizadas y activas son suficientemente numerosas y disponen <strong>de</strong> estructuras <strong>de</strong> movilización sólidas y consolidadas. Es<br />

en este punto don<strong>de</strong> el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las cibermultitu<strong>de</strong>s parece poner en cuestión algunos planteamientos <strong>de</strong> la TMR en<br />

lo referido a la centralidad <strong>de</strong> las estructuras y los recursos <strong>de</strong> las Organizaciones <strong>de</strong> los Movimientos Sociales (OMS) ya<br />

que su presencia, por tanto, ya no <strong>de</strong>termina la aparición <strong>de</strong> movimientos <strong>de</strong> protesta, aunque condiciona su evolución y<br />

ulterior <strong>de</strong>sarrollo. Todas estas cuestiones nos llevan a pensar que el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las cibermultitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> también<br />

<strong>de</strong>l particular contexto en el que potencialmente se pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>sarrollar. Así, la propia red <strong>de</strong> movimientos existentes en un<br />

territorio, el contexto social y político o las estructuras propias <strong>de</strong> las OMS condicionan su surgimiento y <strong>de</strong>sarrollo. El<br />

caso vasco, como posible ejemplo <strong>de</strong> relativa excepcionalidad, parece un buen caso para problematizar la emergencia <strong>de</strong><br />

estas prácticas, ya que plantea algunos límites a su <strong>de</strong>sarrollo, ampliando con ellos los <strong>de</strong>safíos que estas cibermultitu<strong>de</strong>s<br />

suponen para el estudio <strong>de</strong> la acción colectiva y los movimientos sociales. Por tanto, a pesar <strong>de</strong> la extensión <strong>de</strong> estas<br />

prácticas <strong>de</strong> protesta y <strong>de</strong>l acceso y uso <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s sociales con fines políticos, parece necesario conocer las variables<br />

que efectivamente influyen en la aparición, construcción y éxito <strong>de</strong> las cibermultitu<strong>de</strong>s.<br />

Conclusiones<br />

A lo largo <strong>de</strong> este texto hemos presentado algunos <strong>de</strong> los rasgos <strong>de</strong> las nuevas formas <strong>de</strong> movilización social protagonizadas<br />

por lo que se han dado en llamar como cibermultitu<strong>de</strong>s. Este nuevo “sujeto”, producto directo <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s sociales,<br />

supone la combinación efectiva <strong>de</strong> una práctica que surge en los medios digitales pero que se <strong>de</strong>spliega también en el<br />

medio físico. Su rápido <strong>de</strong>sarrollo está mostrando un enorme potencial y capacidad <strong>de</strong> adaptación a diferentes contextos<br />

y oportunida<strong>de</strong>s contextuales (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las revueltas árabes, pasando por el movimiento Occupy o los disturbios en algunos<br />

barrios londinenses el verano <strong>de</strong> 2011). Precisamente por ello, la práctica <strong>de</strong> estas cibermultitu<strong>de</strong>s supone un <strong>de</strong>safío<br />

específico para el estudio <strong>de</strong> los movimientos sociales y <strong>de</strong> la acción colectiva contenciosa. Así, la ruptura epistemológica<br />

que estos nuevos fenómenos <strong>de</strong> protesta pue<strong>de</strong>n estar provocando se dirige a algunas variables básicas <strong>de</strong> la movilización<br />

social que habían estado operando hasta el momento. Entre ellas, las cuestiones referidas a la i<strong>de</strong>ntidad colectiva o a la<br />

estructura <strong>de</strong> las OMS parecen estar siendo modificadas en base a este tipo <strong>de</strong> convocatorias -más o menos- anónimas y<br />

que no parten <strong>de</strong> grupos o movimientos pre-establecidos. Las nuevas posibilida<strong>de</strong>s comunicativas que ofrecen las re<strong>de</strong>s<br />

digitales contribuyen a crear nuevos vínculos sociales (reflexivos y emocionales) capaces <strong>de</strong> construir protesta social<br />

sin una necesaria y <strong>de</strong>terminante mediación político-social. Así, la re-construcción <strong>de</strong> la política contenciosa que se<br />

está produciendo en los últimos tiempos es, ni más ni menos, que una señal <strong>de</strong> la re-construcción más general que está<br />

operando sobre la política y sobre la relación <strong>de</strong> la ciudadanía con la misma (Subirats: 2011). Todo ello implica un reto<br />

<strong>de</strong> primera magnitud para los estudios sobre acción colectiva. Estudios que, hasta el momento, caminan a la expectativa<br />

y rezagados respecto a las innovaciones en los repertorios y las formas <strong>de</strong> organización <strong>de</strong> la protesta social en la actual<br />

era “hipermediática”. Las limitaciones obvias que presentan las teorías clásicas <strong>de</strong> movimientos sociales se ven, en la<br />

actualidad, <strong>de</strong>sbordadas por unas prácticas activistas que incorporan formas <strong>de</strong> organización <strong>de</strong> la protesta imposible <strong>de</strong><br />

contemplar y anticipar en los estudios clásicos.<br />

En este artículo hemos tratado <strong>de</strong> plantear algunos elementos <strong>de</strong> discusión sobre los impactos que estas cibermultitu<strong>de</strong>s<br />

estarían provocando sobre los movimientos sociales y la dinámica política contenciosa (McAdam et al: 2005). Entre<br />

estos impactos hemos señalado los referentes a la estructura <strong>de</strong> los movimientos, a la construcción <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong><br />

enmarcamiento y a la formación y movilización <strong>de</strong> los consensos. A su vez, hemos consi<strong>de</strong>rado la creciente importancia<br />

<strong>de</strong> las emociones como elemento movilizador <strong>de</strong> estas cibermultitu<strong>de</strong>s en un contexto <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilitamiento <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s<br />

colectiva en versión fuerte. Por último, hemos apuntado también el impacto que suponen las re<strong>de</strong>s sociales a la hora <strong>de</strong><br />

CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA<br />

XI Congreso Español <strong>de</strong> Sociología (FES)

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