Libro de Actas final_2

GT 18 GRUPO DE SOCIOLOGÍA DE LA CULTURA Y DE LAS ARTES
Pero lo que nos interesa más en este momento es proponer la clasificación de los dos tipos de usos básicos a los que ha
dado lugar la fotografía por más que las fronteras entre ambos sean necesariamente débiles y continuamente cruzadas ya
que, en definitiva, la recepción de los usos de la fotografía está sujeta a replanteamientos continuos en función del criterio
que se adopte. Aún así, creemos que es una clasificación operativa la que diferencia los tipos de fotografía en virtud del
predominio de la función comunicativa –en la que el signo remite a un significado exterior al mismo- o de la función
poética -en la que la atención se dirige al propio signo, convirtiéndose en objeto de atención estética. Pero, además,
la sociología puede tener en cuenta la propuesta de Adolf Loos según la cual comprendemos el significado de algo a
través de su uso. Por ello, y aceptando la sugerencia de Ludwig Witttgenstein: “deja que el uso te enseñe el significado”
(Wittgenstein, 1988), conviene considerar cuál es el objetivo, y el contexto pragmático, al que están destinadas las
imágenes inicialmente así como en qué contextos son ubicadas posteriormente. Desde el punto de vista sociológico,
convendría investigar para cada imagen elegida cuáles eran sus circunstancias de producción, distribución y recepción.
Por ejemplo: si se trataba de un encargo de una determinado institución o de una imagen destinada al consumo privado;
si los ámbitos de distribución, al menos iniciales, no estaban fijados de antemano, como en el caso de las imágenes de los
fotógrafos free lance o si eran resultado de un encargo; cuál era el tipo de público al que se destinaba la imagen, algo que
depende en buena parte del canal de distribución en el que está vaya a presentarse (prensa diaria, revistas de divulgación,
revistas o libros especializados en fotografía, internet…). La sociología puede indagar también los avatares de la recepción
de la obra y por tanto la evolución de la atención depositada sobre la misma a través de los canales adecuados (didácticos,
académicos, críticos, documentales, bibliográficos…)
Nos parece, por poner un caso, operativo tener en cuenta la clasificación de usos básicos señalada respecto a dos
fotografías realizadas en el mismo año, 1916, por el americano Paul Strand y en las que procede de formas sustancialmente
diferentes. Por un lado, su retrato de una mujer ciega tiene un carácter fundamentalmente documental posibilitando que
tras contemplar la foto nos interesemos por el problema de la mendicidad o que éste sea el objeto de nuestra reflexión
(Imagen 1).
Imagen 1. Paul Strand. 1916. Mujer ciega.
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Dicho de otro modo, en ese caso, la imagen reclama en un primer momento la atención sobre sí misma para derivarla
sobre otra cuestión (pobreza, mendicidad); es decir, su significante remite a su significado independientemente de que el
significante mismo pueda ser considerado interesante. Es más, si se trata de una foto relativamente conocida dentro de la
historia de la fotografía, lo es porque en el ámbito de distribución formado por los especialistas en historia del arte, dicho
significante es considerado como digno de atención en sí mismo.
Por el contrario, dado el ángulo de la toma, así como la visión parcial de la silla representada, parece dudoso que la titulada
“Silla abstracta” (Imagen 2)
CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA
XI Congreso Español de Sociología (FES)