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Libro de Actas final_2

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GT 24 GRUPO DE SOCIOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN Y DEL LENGUAJE<br />

El diagnóstico adorniano presenta por tanto la modificación <strong>de</strong> la “vida privada”, o <strong>de</strong> la vida íntima, presente en la fase<br />

avanzada <strong>de</strong>l capitalismo, como la consecuencia <strong>de</strong> la invasión <strong>de</strong> fuerzas económicas <strong>de</strong>sconocidas sobre el intérieur, la<br />

esfera íntima burguesa constituida sobre el contradictorio esfuerzo ético <strong>de</strong>l individuo por fundamentar su acción privada<br />

en normas universalmente aplicables, con vistas a mantenerlalibre <strong>de</strong> la instrumentalización propia <strong>de</strong> las relaciones<br />

económicas.La promesa política, universal, <strong>de</strong> libertad anticipada en la actividad intelectual, literaria, <strong>de</strong>sarrollada en<br />

el intérieur burgués, que fuera generadora <strong>de</strong> normas éticas susceptibles <strong>de</strong> ser sometidas a discusión pública, se ve sin<br />

embargo malograda en cuanto que, en el contexto <strong>de</strong>l capitalismo avanzado, “la ocupación con las cosas <strong>de</strong>l espíritu se<br />

ha convertido con el tiempo ‘prácticamente’ en una actividad con una estricta división <strong>de</strong>l trabajo, con ramas y números<br />

clausus” (Adorno, 2006). Habermas (1994), asumiendoen Historia y crítica <strong>de</strong> la opinión públicala problemática heredada<br />

<strong>de</strong> Adorno, presenta así el consumo <strong>de</strong> masascomo rasgo <strong>de</strong>finitorio <strong>de</strong> una re-contextualización <strong>de</strong> las relaciones sociales<br />

basada en la invasión <strong>de</strong> lo privado por una esfera pública <strong>de</strong>sprovista, valga la paradoja, <strong>de</strong> su carácter intrínsecamente<br />

público, o político:<br />

El tipo i<strong>de</strong>al burgués percibió que se estaba constituyendo una publicidad literaria a partir <strong>de</strong> la bien fundamentada esfera<br />

íntima <strong>de</strong> la subjetividad inserta en público. En vez <strong>de</strong> ello, esa publicidad constituye hoy una puerta <strong>de</strong> entrada para las<br />

incursiones furtivas <strong>de</strong> fuerzas sociales que, a remolque <strong>de</strong> la publicidad consumidora <strong>de</strong> cultura propia <strong>de</strong> los medios<br />

<strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> masas, penetran en el espacio <strong>de</strong> intimidad <strong>de</strong> la familia nuclear. El ámbito íntimo <strong>de</strong>sprivatizado<br />

es publicísticamente socavado, una pseudopublicidad <strong>de</strong>sliterada retroce<strong>de</strong> al ámbito <strong>de</strong> confianza <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong><br />

superfamilia.(p. 191)<br />

La implementación <strong>de</strong> los canales comunicativos <strong>de</strong> consumo (mass media) en la sociedad capitalista avanzada surge<br />

por tanto en estrecha conexión con la constitución <strong>de</strong> una esfera pseudopública en la que la discusión política fuera<br />

menoscabada <strong>de</strong> tres maneras: a) mediante la crisis <strong>de</strong> sentido <strong>de</strong> las instituciones que en la sociedad burguesa garantizaban<br />

las condiciones <strong>de</strong> la discusión racional sobre asuntos públicos; b) mediante la organización e instrumentalización <strong>de</strong> la<br />

conversación en cuanto bien <strong>de</strong> consumo; c) mediante la elaboración <strong>de</strong> una imagen i<strong>de</strong>ológica <strong>de</strong> la realidad, en cuanto<br />

relato recurrente y autoconclusivo. En las líneas que siguen <strong>de</strong>sarrollaremos cada uno <strong>de</strong> dichos aspectos.<br />

2. La crisis <strong>de</strong> sentido institucional.<br />

La constitución <strong>de</strong> una, en palabras <strong>de</strong> Habermas, “pseudopublicidad <strong>de</strong>sliterada”, tiene como una importante causa<br />

la sustitución, en el contexto capitalista avanzado, <strong>de</strong> los viejos marcos institucionalesconstituidos en torno a la<br />

interiorización y discusión <strong>de</strong> referencias literarias tales como el círculo familiar y el salónburguéspor nuevas formas <strong>de</strong><br />

socialidadbasadas en el ocio. Estas nuevas formas, a diferencia <strong>de</strong>las anteriores, sonactivida<strong>de</strong>s colectivasorganizadas en<br />

torno a la recepción individual y pasiva <strong>de</strong> estímulos audiovisuales, así comofundadas en la explotación <strong>de</strong> las emociones<br />

y en la “abstinencia <strong>de</strong> todo raciocinio literario y político” (Habermas, 1994). Dicha “<strong>de</strong>sliteración” <strong>de</strong> lo público trae<br />

consigo que la lectura se vea reducida a una actividad <strong>de</strong> consumo privado, lejos <strong>de</strong> constituir por sí misma el elemento<br />

en torno al cual organizar institucionalmente la esfera pública:<br />

También en la ida colectiva al cine, o en la colectiva recepción <strong>de</strong> imágenes radiofónicas o televisivas, se ha disuelto la<br />

relación característica <strong>de</strong> la privacidad inserta en público: la comunicación <strong>de</strong>l público culturalmente raciocinanteestá<br />

circunscrita a la lectura, que se practica en la hogareña clausura <strong>de</strong> la esfera privada. La ocupación <strong>de</strong>l ocio <strong>de</strong>l público<br />

consumidor <strong>de</strong> cultura, en cambio, tiene lugar en un clima social, y no necesita cuajar en discusiones: junto a la pérdida <strong>de</strong><br />

la forma privada <strong>de</strong> la apropiación, <strong>de</strong>saparece también la comunicación pública acerca <strong>de</strong> lo apropiado. La interrelación<br />

dialéctica característica <strong>de</strong> esa comunicación es <strong>de</strong>sleída en el marco social <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong> grupos. (p. 192)<br />

El lamento por la corrosión o “<strong>de</strong>sleimiento” <strong>de</strong> la “interrelación dialéctica” garantizada en las instituciones políticas<br />

burguesasy fundada sobre el texto constituye <strong>de</strong> hecho uno <strong>de</strong> los leitmotivs <strong>de</strong> la obra adorniana. Con la expresión<br />

“dialéctica <strong>de</strong>l tacto”, Adorno hace referencia en su obra Minima moralia al rasgo más propio <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> interacción<br />

establecida <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l marco institucional <strong>de</strong> la “publicidad burguesa” (Habermas, 1994). El tacto, lejos <strong>de</strong> ser tan solo un<br />

vacío ceremonial <strong>de</strong> gestos, era representación<strong>de</strong> la “específica fuerza” (Habermas, 1994) política dada por la institución<br />

a los contactos sociales implicadosen ella; era aquello que expresaba, en suma, que la publicidad o, si se quiere, la<br />

institucionalidad, se constituía como una esfera distinta a la <strong>de</strong>l mercado. Mientras en ésta última las personas privadas<br />

se reúnen en calidad <strong>de</strong> una <strong>de</strong>sigual relación <strong>de</strong> clase establecida entre capitalistas y asalariados, en la institución lo<br />

hacen “en calidad <strong>de</strong> público” (Habermas, 1994), es <strong>de</strong>cir, en calidad <strong>de</strong> individuos universal e igualitariamente sujetos<br />

a unas mismas normas en cuanto tales sujetos que son. Según las propias palabras <strong>de</strong> Adorno (2006), el tacto, en cuanto<br />

expresión <strong>de</strong> una específica e innombrada “fuerza” institucional, implicaba pues lo siguiente:<br />

El tacto no significaba simplemente la subordinación a la convención ceremonial […]. La función <strong>de</strong>l tacto era, antes<br />

bien, tan paradójica como el lugar <strong>de</strong> su ubicación histórica. Pretendía la conciliación, en sí imposible, entre la inspiración<br />

paraoficial <strong>de</strong> la convención y la inspiración rebel<strong>de</strong> <strong>de</strong>l individuo. El tacto no podía adquirir <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> otra forma que<br />

en dicha convención. Ésta representaba, bien que <strong>de</strong> forma muy atenuada, lo general constituyente <strong>de</strong> la sustancia <strong>de</strong> la<br />

propia inspiración individual. El tacto es lo que <strong>de</strong>termina la diferencia. Se asienta sobre divergencias conscientes. (p. 41)<br />

En el marco<strong>de</strong> la institución regulada por el tacto, la acción individual <strong>de</strong>ja así <strong>de</strong> manifestarse exclusivamente como<br />

el resultado <strong>de</strong> una persecución <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r social o interés económico, sino ante todo como reconocimiento en aquello<br />

1181<br />

CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA<br />

XI Congreso Español <strong>de</strong> Sociología (FES)

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