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Libro de Actas final_2

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GT 16 GRUPO DE SOCIOLOGÍA DE LA RELIGIÓN<br />

552<br />

Esa no situación <strong>de</strong>l personaje es la que emplazaría al lector al espacio fronterizo entre lo mo<strong>de</strong>rno y lo tardomo<strong>de</strong>rno,<br />

una tierra <strong>de</strong> nadie don<strong>de</strong> ser un hombre sin atributos significará reivindicar sólo la propia disponibilidad, sin previas<br />

adhesiones obligatorias a supuestas causas, sagradas o no, a <strong>de</strong>terminadas normas <strong>de</strong> conducta dictadas para regir y dirigir<br />

el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> generaciones supuestamente idénticas unas <strong>de</strong> otras. Esta génesis rompería con el hombre mo<strong>de</strong>rno adscrito<br />

a una i<strong>de</strong>ntidad nacional portadora <strong>de</strong> una situación <strong>de</strong> sentido verda<strong>de</strong>ra y total.<br />

El vacío <strong>de</strong> la conformidad señalaría directamente una característica esencial <strong>de</strong>l personaje. Si miramos la periferia<br />

psicológica <strong>de</strong> Ulrich, tal hombre no tiene nada <strong>de</strong>l romántico aventurero, nada <strong>de</strong>l ascetismo <strong>de</strong>l puritano, nada <strong>de</strong>l<br />

sensualista que quisiera gozar in<strong>de</strong>finidamente <strong>de</strong> nuevas experiencias, a la manera <strong>de</strong> los románticos <strong>de</strong> <strong>final</strong>es <strong>de</strong>l siglo<br />

XIX, y no presenta similitud alguna con el especialista que encararía Fausto, aún siendo un hombre <strong>de</strong> ciencia. Por el<br />

contrario, aunque es un espíritu racional, sistemático, amable y jovial, su vida transcurre en el marco <strong>de</strong> una banal existencia<br />

burguesa, don<strong>de</strong> el único acto verda<strong>de</strong>ramente trasgresor <strong>de</strong>l personaje es su relación amorosa con su medio hermana que,<br />

a medida que transcurre la novela, se transforma en el elemento simbólico que mueve el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l personaje por llevar una<br />

vida sistemáticamente dirigida a trascen<strong>de</strong>r las convenciones exorbitantes que el mundo impone a los individuos.<br />

El personaje <strong>de</strong> Musil no se siente especialmente frustrado, ni oprimido, ni está fuera <strong>de</strong> las múltiples posibilida<strong>de</strong>s que le<br />

ofrece su estatus social (Berger, 1993). Por el contrario, vive amparado por sus conocimientos y por la comodidad privilegiada<br />

<strong>de</strong> su posición. El principal <strong>de</strong>sarraigo que siente es el vacío en su conformidad y su dolor más hondo, paradójicamente, es<br />

el <strong>de</strong> saberse perdido fuera <strong>de</strong> ella. Si bien, mentalmente, ambiciona representar la realidad contemporánea en su digresión<br />

infinita, sin embargo, preten<strong>de</strong> vivirla como un hecho integrado, sin fisuras y sin insegurida<strong>de</strong>s, don<strong>de</strong> el timón <strong>de</strong> su<br />

existencia no sean las convenciones, sino el mundo convulso <strong>de</strong> sus anhelos 23 .<br />

Lejos <strong>de</strong> las convenciones, sin embargo, la existencia ha perdido sus anclajes en la psique <strong>de</strong>l personaje. El conocimiento<br />

tampoco le ofrece unos amarres sólidos, algo que, sin duda, pue<strong>de</strong> relacionarse con el <strong>de</strong>senmascaramiento <strong>de</strong> la<br />

matemática por el nihilismo, que <strong>de</strong>terminaría que esa ciencia construye el edificio <strong>de</strong>l pensamiento y <strong>de</strong> la realidad<br />

misma sobre el aire. En <strong>de</strong>finitiva, la vida contemporánea ya no tiene fundamentos, carece <strong>de</strong> humus en el cual radicarse<br />

(Julián Marías, 2000). Es un cero que circunscribe un vacío, por utilizar otra figura matemática.<br />

Sobre el hombre sin atributos habría que plantear un matiz importante. Aunque es negador, como sucedía con el primer<br />

nihilista <strong>de</strong> la historia occi<strong>de</strong>ntal –el cínico– (Ortega y Gasset, 1966), no contiene ya el principio ni la voluntad <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sprecio por el mundo. Por el contrario, Ulrich es un prisionero <strong>de</strong>l mundo y él mismo se ha convertido en víctima<br />

<strong>de</strong> él, pero sin el drama <strong>de</strong>l agravio o sin el estigma <strong>de</strong> la tragedia. El antihéroe musiliano, ese hombre sin cualida<strong>de</strong>s,<br />

contrariamente al cínico, es un conjunto <strong>de</strong> cualida<strong>de</strong>s sin el hombre, sin un centro que lo unifique, un hombre privado <strong>de</strong><br />

sustancialidad, confinado en sí mismo. Su yo carece <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar las cosas porque está resquebrajado en su<br />

solitaria unidad o vacío. En la mente <strong>de</strong>l hombre sin atributos, un lugar flotante don<strong>de</strong> todo y nada suce<strong>de</strong>, el mecanismo<br />

<strong>de</strong> la vida se halla dominado por una lógica meramente probabilística, una capacidad que sólo hace brillar el sentido <strong>de</strong> la<br />

vida, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus múltiples sentidos, cuando analiza <strong>de</strong>sapasionadamente los procesos y funcionamientos impersonales<br />

<strong>de</strong>l acontecer junto a sus combinaciones químicas.<br />

No obstante, en el prisma <strong>de</strong> ese hombre sin atributos no existen sólo el vacío o el fragmento. Aunque huye <strong>de</strong>l concepto<br />

mismo <strong>de</strong> sentido, no <strong>de</strong>sistirá en su búsqueda <strong>de</strong> la totalidad o <strong>de</strong> una unidad inasible <strong>de</strong> la vida. Sin embargo, se trata<br />

<strong>de</strong> un hombre que ya no se hace ilusiones <strong>de</strong> encontrarlo, sobre todo, cuando la segmentación <strong>de</strong> la realidad le enseña a<br />

cada paso que nada sofoca las pesadumbres <strong>de</strong> la existencia. Eso lo convierte en un <strong>de</strong>screído, cuyo único recinto seguro<br />

es el <strong>de</strong> su mente, una profusión don<strong>de</strong> nunca hay regreso a casa, don<strong>de</strong> la más profunda experiencia <strong>de</strong> asociación <strong>de</strong> este<br />

hombre con sus semejantes y con el mundo que habita, paradójicamente, es siempre la separación y cuyo atributo más<br />

autentico es no tener ninguno.<br />

7. Conclusiones<br />

No sería posible compren<strong>de</strong>r cabalmente la cultura occi<strong>de</strong>ntal sin completar una permanente aproximación al<br />

individualismo y sin tener presente el concepto <strong>de</strong> individualidad. No obstante, se trata <strong>de</strong> un concepto que obliga a<br />

una inquebrantable reflexividad, no sólo porque su actualidad <strong>de</strong>viene sobrecargada <strong>de</strong> pretensiones, también porque su<br />

historicidad, un umbral omitido en muchos casos, queda reducida a una <strong>de</strong>snuda centralidad o a una estricta idiosincrasia<br />

occi<strong>de</strong>ntal generalista.<br />

Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista genealógico, la emergencia <strong>de</strong> la individualidad se produce cuando se abandona la matriz<br />

mitológica. A partir <strong>de</strong> ahí, la singularidad <strong>de</strong>l individualismo occi<strong>de</strong>ntal no se <strong>de</strong>scubre tanto en su sistematización,<br />

como en su polisemia, cuyo origen se remonta al Dios hebreo y a la racionalidad <strong>de</strong>l griego, las dos formas primigenias<br />

<strong>de</strong> abandono <strong>de</strong> la matriz mitológica que, fusionadas por el Cristianismo, conformarán el umbral específico <strong>de</strong> esa<br />

i<strong>de</strong>ntificación, <strong>de</strong>stacándose en ella la concepción <strong>de</strong> un individualismo entendido como una entidad solitaria distintiva,<br />

regida por los principios <strong>de</strong> responsabilidad y libertad <strong>de</strong> elección.<br />

23 Eso se ejemplifica muy bien en la obra con la paradoja que ofrecen los números imaginarios. El signo i, que indica la raíz <strong>de</strong> (-1), correspon<strong>de</strong> a<br />

un número inexistente, porque ningún número elevado al cuadrado da como resultado (-1). Sin embargo, gracias a ese número inexistente se resuelven<br />

cálculos útiles para fines prácticos. La existencia <strong>de</strong>l personaje, por tanto, queda <strong>de</strong>scrita como si se atravesara un río pasando por un puente que no<br />

tiene ubicación.<br />

CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA<br />

XI Congreso Español <strong>de</strong> Sociología (FES)

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