Libro de Actas final_2

GT 16 GRUPO DE SOCIOLOGÍA DE LA RELIGIÓN
con la construcción simbólica de una comunidad religiosa; de reconocimiento mutuo entre individuos hasta la génesis de
un “nosotros y nosotras” de referencia pero interconectado con los “otros y otras” por medio de “espacios” y “lugares”.
De este modo, no se trata de desarrollar una antología de dichos conceptos sino simplemente de sacar a la luz nuestras
percepciones y sentidos sobre los mismos hacia una interpretación dialógica entre las experiencias religiosas observadas.
Para ello, y como derivaciones de los dos conceptos mencionados, también las nociones de comunidades imaginadas e
intersticios sociales; ambas, en su relación con las experiencias socio-religiosas en el tiempo y en el espacio observadas
en campo, complementan la estructura de esta propuesta.
2. (Co)herencias e (in)congruencias conceptuales del Estado-Nación.
Con el advenimiento de la modernidad y la transposición de comunidades imaginadas en fronteras geográficas,
el pensamiento social establece los primeros conceptos y análisis que relacionan y desglosan las inquietudes de este
nuevo escenario, centrándolas especialmente en la religión, el Estado-nación y la ciencia. De ahí que las subsecuentes
conceptualizaciones desarrolladas en las teorías sociales del pasado siglo estén casi siempre, en mayor o menor medida,
enmarcadas por estos tres aspectos. Al respecto, Peter van der Veer (2001) expone que sólo hemos podido desarrollar
una conceptualización de lo religioso y lo secular desde la idea de nación o de lo «nacional» y, por lo tanto, «no debemos
abandonar por completo la noción de Estado-nación al tratar la ubicación y la naturaleza de la religión en las sociedades
modernas». A pesar de ello, no podemos olvidar que dicha organización es relativamente reciente en la historia de la
humanidad y que no todas las dinámicas sociales funcionan y parten desde un cuadro de referencia nacional.
De esta manera, la emergencia de grupos étnicos, minorías religiosas y movimientos sociales transponen las fronteras de
los Estados en escalas y dimensiones que parecen no acomodarse a los mapas establecidos por la modernidad. Y es que
más allá de potenciar las interacciones sociales y la construcción de un sistema cultural, modelos “para” y “de” la realidad,
la religión se presenta como un importante amalgama de interacciones simbólicas que objetivan las subjetividades
individuales y subjetivan las objetividades (Geertz, 1973). La objetivación se consagra en herramientas socio-cognitivas
que parecen configurar las verdades útiles para la vida cotidiana que no necesariamente están coaccionadas por las
jurisdicciones de las fronteras y las constituciones del Estado-nación; más bien funcionan en sus intersticios 3 . Este juego
que aleja o acerca el foco de las lentes de análisis según el campo y el objeto puede generar una serie de confusiones
metodológicas cuando no se aclara suficientemente la utilidad de cada foco.
En la HGMI, el hecho de pertenecer a determinado Estado-nación no parece influenciar las actividades de feligresas y
feligreses, por lo menos en lo que se refiere a los cultos, predicaciones y temas debatidos en las reuniones religiosas. Las
procedencias nacionales que caracterizan este colectivo son variadas, aun siendo considerable el número de frecuentadores
nigerianos procediendo de una zona específica del país, el estado de Edo; es ahí donde también se funda la primera HGMI,
en la capital, Benin City. Tal contexto geográfico y cultural está marcado por una lucha histórica acerca del territorio
emprendida por los diferentes pueblos que constituyen la región además de albergar un conflicto religioso entre cristianos,
musulmanes y religiones tradicionales que demarca lugares significativos para las partes del conflicto. Asimismo, se
conoce que los orígenes territoriales de las personas que asisten a sus cultos remiten más al ámbito rural que urbano, hecho
evidenciado por el uso de lenguas y variaciones lingüísticas locales.
Partiendo de dichas singularidades socio-históricas, representar y producir cultura para esta comunidad es desafiar
la relación entre pasado, presente y trayectos migratorios en tanto que constituyentes de identidades individuales y
colectivas mediadas por la experiencia religiosa debido a lo cual los objetos creados adoptan forma de canal o puente en
el espacio-tiempo. En contraste, la devoción religiosa es apenas uno de los aspectos que influyen en las construcciones y
representaciones sociales de la realidad y, por lo tanto, está sujeta a otras variables del mundo social. Pero entendemos que
en este caso, en la experiencia religiosa reside una particular capacidad de moldear lo cotidiano, la realidad y los objetos
que la representan desde una cosmovisión que permite al individuo que se convierte a la HGMI tanto establecer como
reforzar en esta comunidad sus conexiones con este pasado nacional, étnico o cultural.
Las nociones de etnia, cultura, minoría o las teorías sobre la nación buscan captar estatismos de la realidad social que
representan o recrean dichas colectividades pero actualmente es bajo los cánones del Estado-Nación donde adquieren
sentido o son visibilizadas en el tiempo y el espacio. De acuerdo con Gellner (1983), “pertenecer a una nación (nacionalidad)
no es un atributo de humanidad pero actualmente parece ser así considerado”. A menudo, a través de algunos descriptores
de fronteras (imaginadas o físicas), símbolos y lenguas, se atribuye el apodo “nación” a contextos indiscriminados; en
especial, si los entendemos como “fenómenos naturales” originados a priori en el tiempo y el espacio.
Y es que actualmente la nación que conocemos históricamente, demarcada por instituciones y fronteras gestionadas
por un aparato Estatal, ve su modelo de organización contestado en los planos político, cultural y metodológico. Sin
embargo, dicha contestación se encuentra en las propias nociones elementales de Estado-nación; y más precisamente
en la idea de comunidad imaginada, es decir, el reconocimiento mutuo entre individuos que tal vez no sepan de la
existencia de sus congéneres pero que igualmente se consideran unidos por un sentimiento único de pertenencia y lealtad
o incluso caracterizado por un ethos determinado. Es en el aumento y conformación progresivos de las inter-relaciones
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3 Concepto que trataremos mejor de aquí en adelante como intersticios sociales.
CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA
XI Congreso Español de Sociología (FES)