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Libro de Actas final_2

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1.5.1. Bullying o acoso entre iguales<br />

GT 13 GRUPO DE TRABAJO DE SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN<br />

Es cierto que el fenómeno <strong>de</strong> la violencia escolar es un reflejo <strong>de</strong> lo que ocurre en el plano <strong>de</strong> la sociedad más general<br />

y que hoy día al adolescente se le ofrecen mo<strong>de</strong>los referenciales con enormes cargas <strong>de</strong> agresividad en los medios <strong>de</strong><br />

comunicación, en los juegos, en la calle… Es cierto también, como indican diversos Informes sobre el tema, que los<br />

niveles <strong>de</strong> violencia entre iguales en nuestras escuelas, comparados con otros países <strong>de</strong>l entorno, son consi<strong>de</strong>rablemente<br />

más bajos. Pero lo cierto y lo alarmante es que, en la presente investigación, en todos los grupos <strong>de</strong> discusión se han<br />

<strong>de</strong>tectado situaciones <strong>de</strong> maltrato entre iguales, aunque no siempre con la misma intensidad y gravedad. Y, a<strong>de</strong>más, las<br />

referencias a situaciones <strong>de</strong> acoso entre iguales no se han producido solamente en grupos <strong>de</strong> Secundaria, sino también los<br />

alumnos y alumnas <strong>de</strong> Primaria comentan experiencias cercanas <strong>de</strong> maltrato en sus aulas y centros escolares.<br />

Otro aspecto preocupante es que la mayoría <strong>de</strong> los alumnos y alumnas participantes en los grupos <strong>de</strong> discusión presentan<br />

una actitud pesimista y <strong>de</strong> resignación frente al acoso escolar. Consi<strong>de</strong>ran, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Primaria, que es un fenómeno que se ha<br />

dado siempre en la escuela y que es muy difícil que <strong>de</strong>saparezca <strong>de</strong>l panorama escolar. En el fondo <strong>de</strong> su actitud <strong>de</strong>rrotista<br />

cabe enten<strong>de</strong>r una concepción <strong>de</strong>l mundo dividido entre los que tienen po<strong>de</strong>r y los que no, entendiendo por po<strong>de</strong>r la<br />

capacidad <strong>de</strong> manipular y dominar al otro.<br />

También se ha observado una normalización <strong>de</strong> las agresividad y <strong>de</strong> la violencia en las relaciones cotidianas entre el<br />

alumnado. Empujones, insultos, bromas pesadas, provocaciones…, constituyen las reglas normales <strong>de</strong> juego en las<br />

relaciones entre los alumnos y las alumnas. Otras formas <strong>de</strong> relacionarse más afectuosas y afectivas están totalmente<br />

<strong>de</strong>valuadas.<br />

En los grupos <strong>de</strong> discusión, nos hemos topado con alumnos que han reconocido sin prejuicios haber asumido <strong>de</strong>terminados<br />

momentos <strong>de</strong> su vida escolar el rol <strong>de</strong> acosador. Las razones esgrimidas: gastar una broma, pasar el rato, por molestar,<br />

porque son diferentes, porque son raros… Muchos <strong>de</strong> los casos <strong>de</strong> acoso comienzan con la intención <strong>de</strong> pasar el rato y<br />

echar unas risas a costa <strong>de</strong>l otro al que se <strong>de</strong>nigra, ridiculiza o burla. Algunos alumnos se convierten en agresores porque<br />

ven que, con su actitud acosadora y agresiva, empiezan a tener más protagonismo en el aula y en el centro escolar entre<br />

sus compañeros.<br />

Normalmente el acosador es presentado como un bravucón con un comportamiento provocador y <strong>de</strong> intimidación<br />

permanente al que le gusta disfrutar <strong>de</strong> la sensación <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r sobre el otro y al que sus actos intimidatorios refuerzan la<br />

sensación <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y su estatus en el grupo.<br />

En cambio, los alumnos y las alumnas representan a las víctimas como personas pasivas, socialmente incompetentes,<br />

sin recursos y habilida<strong>de</strong>s para reaccionar y hacer frente a las agresiones, débiles, sensibles y frágiles, muy llorones,<br />

sobreprotegidos por sus familias, con estado emocionales <strong>de</strong> ansiedad, <strong>de</strong>presión e inseguridad que a veces sirven <strong>de</strong><br />

excusa para que los acosadores legitimen y justifiquen su maltrato… Son chicos y chicas que por sus gustos, aspecto físico<br />

y rasgos psicológicos, nivel <strong>de</strong> inteligencia…, son vistas como diferentes al grupo y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio, un compañero o<br />

varios no toleran dicha diferencia. A medida que avanza el acoso y el maltrato se normaliza, más ridículo, tonto, torpe… se<br />

hace aparecer a la víctima y más inseguridad empieza a manifestar ésta. Por tanto las risas, los motes y las humillaciones<br />

hacen que las víctimas terminen reforzando el acoso, confirmando a todos los <strong>de</strong>más con su propio malestar psicológico,<br />

su llanto y su <strong>de</strong>sestabilización emocional que efectivamente son torpes, estúpidas y tontas. En algunos <strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong><br />

discusión se ha hallado muy poca empatía hacia la víctima, a la que se le acaba culpabilizando <strong>de</strong> su situación.<br />

Frente al acoso, a la víctima le está prohibido acudir al profesorado para que le ayu<strong>de</strong> a protegerse <strong>de</strong>l acosador. Se<br />

convertiría en chivato y la venganza <strong>de</strong> los acosadores traspasaría los muros <strong>de</strong> la escuela. Si quiere sobrevivir, no le<br />

queda más remedio que usar las mismas armas que su acosador: en nuestras aulas y centros escolares a la violencia y<br />

agresividad hay que respon<strong>de</strong>r con la misma medicina. Así, cuando la escuela se convierte en un espacio <strong>de</strong> impunidad<br />

frente al acoso, algunos niños apren<strong>de</strong>n a sobrevivir a base <strong>de</strong> hostigar y agredir a otros o participar en el linchamiento<br />

psicológico <strong>de</strong> otros.<br />

El miedo a ser victima explica también el escaso apoyo que las victimas encuentran en sus compañeros. Así se explica<br />

cómo formas <strong>de</strong> acoso escolar se dan regularmente en nuestras escuelas con el conocimiento y, por tanto, el consentimiento<br />

<strong>de</strong> un porcentaje importante <strong>de</strong> observadores, que, como dice un expero en educación, muchas veces se sientan en bancos<br />

contiguos a los <strong>de</strong> la víctima.<br />

La actitud que percibe el alumnado <strong>de</strong>l profesorado frente al acoso refuerza este temor, ya que los alumnos y las alumnas<br />

creen que en la mayoría <strong>de</strong> las ocasiones no se entera <strong>de</strong> las agresiones que están teniendo lugar y, si enteran, hacen los<br />

oídos sordos. Se sienten <strong>de</strong>sprotegidos, ya que cuando buscan la ayuda <strong>de</strong>l profesorado “no nos hacen caso” (G3PP).<br />

Indudablemente esta percepción <strong>de</strong>l alumnado dificulta diseñar y tomar medidas <strong>de</strong> prevención.<br />

Por otra parte, en el acoso escolar el género muestra su influencia ya que se perciben diferencias <strong>de</strong> género notables. En<br />

primer lugar, en los grupos <strong>de</strong> discusión, las chicas suelen referirse a los abusos <strong>de</strong> forma más crítica que los chicos y<br />

manifiestan más rechazo frente al acosador, al que, por otra parte, han ido <strong>de</strong>scribiendo utilizando calificativos propios<br />

<strong>de</strong>l estereotipo tradicional masculino. Aunque también aparecen chicas que han interiorizado este estereotipo y presentan<br />

las mismas dosis <strong>de</strong> agresividad que los chicos, en general muestran un mayor apoyo a las víctimas a las que reconocen<br />

333<br />

CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA<br />

XI Congreso Español <strong>de</strong> Sociología (FES)

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