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Libro de Actas final_2

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GT 24 GRUPO DE SOCIOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN Y DEL LENGUAJE<br />

4. La configuración i<strong>de</strong>ológica <strong>de</strong> la realidad.<br />

1184<br />

El sometimiento <strong>de</strong> la conversación al “mecanismo” propio <strong>de</strong>l mercado no sólo supone el control económico <strong>de</strong> las<br />

masas sino también y sobre todo su control psicológico o, dicho más exactamente, i<strong>de</strong>ológico. El concepto <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ología<br />

que se muestra en la obra <strong>de</strong> Adorno es a nuestro juicio interpretable en los términos que serán fijados décadas <strong>de</strong>spués<br />

por Althusser: “la i<strong>de</strong>ología concierne, en efecto, a larelación vivida <strong>de</strong> los hombre con su mundo. […] En la i<strong>de</strong>ología,<br />

los hombres expresan, en efecto, no la relación con sus condiciones <strong>de</strong> existencia, sino la manera en que viven su relación<br />

con sus condiciones <strong>de</strong> existencia: lo que supone a su vez que es una relación real y una relación “vivida”, “imaginaria”<br />

(Althusser, 1967). La capacidad <strong>de</strong> dominio efectivo <strong>de</strong> que dispone el mercado <strong>de</strong>l ocio radica a este respecto en su<br />

efectividadpara disolver la fuerza política<strong>de</strong> las masas mediante la creación <strong>de</strong> “objetos culturales-percibidos-aceptadossoportados<br />

que actúan funcionalmente sobre los hombres mediante un proceso que se les escapa” (Althusser, 1967).<br />

Dicho sistema o estructura <strong>de</strong> objetos perceptibles-aceptables-soportables <strong>de</strong>termina una manera <strong>de</strong> relacionarse <strong>de</strong> los<br />

sujetos con su mundo <strong>de</strong> acuerdo a los intereses <strong>de</strong> la clase dominante, esto es, <strong>de</strong> acuerdo a fijaruna relación con la<br />

realidadque se perpetuase<strong>de</strong> tal modo que no admitiese posibilidad alguna <strong>de</strong> modificación en relación a un “afuera” <strong>de</strong><br />

la misma. Adorno (2004) dice a este respecto lo siguiente:<br />

Cuanto más ajenos resultan para los hombres los bienes culturales fabricados, tanto más se les persua<strong>de</strong> <strong>de</strong> que éstos<br />

tienen que ver con ellos mismos y con su propio mundo. […] Si se pretendiera comprimir en una frase eso a lo que va a<br />

parar en realidad la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong> masas, habría que presentarla como parodia <strong>de</strong> la sentencia: ‘conviértete<br />

en eso que eres’; como duplicación peraltada y justificada <strong>de</strong> la situación existente <strong>de</strong> todas formas, incluyendo toda<br />

trascen<strong>de</strong>ncia y toda crítica. (p. 445)<br />

En cuanto que la relación con el objeto estético se ve integrada en una problemática i<strong>de</strong>ológica que excluye toda relación<br />

no sujeta al valor <strong>de</strong> cambio, la esfera íntima <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> constituir por sí misma una esfera políticamente emancipada.<br />

Antes al contrario, ésta pasa a ser precisamente la esfera en que semejante perpetuación discursiva o i<strong>de</strong>ológica se<br />

traslada con inédita eficacia. Ello suce<strong>de</strong> en la medida en que, “aun en las constelaciones más íntimas” (Adorno, 2006),<br />

el propio individuo se subordina i<strong>de</strong>ológicamente a la relación o función que le es asignada por los nuevos dispositivos<br />

<strong>de</strong> manipulación y control social anteriormente aludidos (examen, test, encuesta) y <strong>de</strong>splegados a través <strong>de</strong> estrategias <strong>de</strong><br />

creación <strong>de</strong> <strong>de</strong>manda. Adorno (2006) dice así lo siguiente:<br />

Constantemente pue<strong>de</strong> observarse que lo dicho en una ocasión, por absurdo, casual, o <strong>de</strong>sacertado que sea, sólo porque<br />

fue dicho tiraniza al que lo dijo <strong>de</strong> tal manera que, cual una posesión suya, le es imposible <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> ello. Palabras,<br />

números, términos, una vez inventados y emitidos, se hacen in<strong>de</strong>pendientes trayendo la <strong>de</strong>sgracia a todo el que esté cerca.<br />

[…]. La conversión <strong>de</strong> las consignas políticas, gran<strong>de</strong>s o nimias, en algo mágico se reproduce en lo privado en relación<br />

con los objetos aparentemente más neutrales: la rigi<strong>de</strong>z cadavérica llega a afectar a la célula <strong>de</strong> la intimidad, que se creía<br />

a salvo <strong>de</strong> ella. (p. 143)<br />

El individuo mismo, en consecuencia, pasa a constituirse como resultado objetivo, en tanto que objetualizado o<br />

cosificado, <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> objetos perceptibles-aceptables-soportables en que ha quedado articulada i<strong>de</strong>ológicamente la<br />

sociedad <strong>de</strong> consumo: “la industria cultural ha realizado malignamente al hombre como ser genérico. Cada uno es sólo<br />

aquello en virtud <strong>de</strong> lo cual pue<strong>de</strong> sustituir a cualquier otro: fungible, un ejemplar. Él mismo, en cuanto individuo, es<br />

lo absolutamente sustituible, la pura nada, y eso justamente es lo que empieza a experimentar tan pronto como, con el<br />

tiempo, llega a per<strong>de</strong>r la semejanza” (Horkheimer y Adorno, 2005). Dicha cosificación a la cual es sometido el individuo<br />

en cuanto ejemplar infinitamente replicable o reproducible ocurre en tres momentos o niveles: el primero, objetivo,<br />

referido a la producción estandarizada <strong>de</strong> bienes culturales estereotipados y a su representación simbólica como objetos<br />

sometidos exclusivamente a su valor <strong>de</strong> cambio; el segundo, subjetivo, referido a la relación imaginaria, <strong>de</strong> proyección a<br />

la vez que <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación, que el sujeto mantiene con dichos bienes simbolizados en el valor; el tercero, intersubjetivo,<br />

mediante la estandarización <strong>de</strong>l habla misma, una vez que los sujetos, convertidos en objetos en serie para sí mismos,<br />

entran en contacto unos con otros por medio en una relación que, simultáneamente, “modifica y refuerza las relaciones<br />

<strong>de</strong> los hombres con sus condiciones <strong>de</strong> existencia, en esa misma relación imaginaria” 2 . Esta triple estructuración <strong>de</strong> la<br />

cosificación es reflejada en el siguiente pasaje <strong>de</strong> Dialéctica <strong>de</strong> la Ilustración: “el dominio no se paga sólo con la relación<br />

<strong>de</strong> los hombres respecto <strong>de</strong> los objetos dominados: con la reificación <strong>de</strong>l espíritu fueron rechazadas las mismas relaciones<br />

entre los hombres, incluso las relaciones <strong>de</strong> cada individuo consigo mismo. Éste se convierte en un nudo <strong>de</strong> reacciones y<br />

comportamientos convencionales, que objetivamente se esperan <strong>de</strong> él”(Horkheimer y Adorno, 2005).<br />

El primer momento o nivel tiene así una directa influencia en lo que respecta a la <strong>de</strong>valuación <strong>de</strong> la conversación antes<br />

apuntada. El i<strong>de</strong>alismo había asumido como expectativa que la sustancia específica, espiritual a la vez que sensorial, <strong>de</strong>l<br />

objeto estético y distinta a su valor como mercancía, podía ser rescatada o revivida a través <strong>de</strong> la conversación privada.<br />

La subordinación <strong>de</strong> la vida íntima a la actividad colectiva <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>termina en cambio, contra aquella expectativa,<br />

que la única “manera” posible <strong>de</strong> relacionarse tanto real como imaginariamente con el objeto estético en el capitalismo<br />

avanzado es exclusivamente a través <strong>de</strong> la relación simbólica <strong>de</strong> valor, excluyendo otros tipos posibles <strong>de</strong> relación:<br />

Marx <strong>de</strong>termina el carácter fetichista <strong>de</strong> la mercancía como la veneración <strong>de</strong> lo hecho por sí mismo, lo cual se enajena<br />

como valor <strong>de</strong> cambio entre productores y consumidores […]. Éste es el verda<strong>de</strong>ro secreto <strong>de</strong>l éxito. Es la mera reflexión<br />

2 Ibid.<br />

CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA<br />

XI Congreso Español <strong>de</strong> Sociología (FES)

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