Libro de Actas final_2

GT 17 GRUPO DE SOCIOLOGÍA DE LA EDAD Y CICLO VITAL
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Las diferentes limitaciones analizadas en base a los recursos disponibles, hacen vislumbrar la necesidad de atender a
cómo todo ello, junto al medio en el que se desarrollan estos niños y niñas, puede o no afectar al desarrollo de sus
capacidades, a su ejercicio de poder y con ello a la garantía de sus derechos, lo cual supondrá una caracterización propia
de su “generación” como se verá más adelante.
Para el análisis de las capacidades, son concluyentes los discursos que se vierten desde la escuela, ya que es en este medio,
en el que estas cuestiones se visibilizan en un mayor grado. Se habla de una limitación en su desarrollo relacionándolo
con el poco acceso que estos niños/as tienen a pequeñas cotas de poder, como es la decisión de abrir o cerrar una puerta
o de encender o apagar la luz cuando se desee, igualmente limitados se ven aspectos relacionados con la familiarización
con elementos cotidianos como son los animales, la elaboración de las comidas y el contacto directo con los alimentos no
elaborados, cuestión que a su vez, se relaciona con una eliminación del referente materno como encargado de la función
alimenticia, y más llamativo aún es la poca familiaridad con la figura masculina, fruto del escaso contacto que se mantienen
con hombres (incluida la figura paterna). Debe tenerse en cuenta a su vez, que la socialización de estos niños y niñas se
está dando así mismo rodeados de múltiples figuras tanto adultas como infantiles, sobre lo cual es difícil saber desde este
estudio cuál es la explicación que dan ellos y ellas mismas a este hecho, aún así, las diferentes personas entrevistadas
hablan de una cierta facilidad de éstos para relacionarse con personas “extrañas” fruto del tipo de socialización, aunque
se apunta a que esto sucede en los cambios parciales, es decir, esporádicos, pero al contrario, ante un cambio total, por
ejemplo el abandono del centro para ingresar en un piso de acogida, es habitual percibir un cierto retraimiento del niño/a
y un exceso de dependencia de la figura materna, reduciéndose así mismo la capacidad de exploración propia de estas
edades, y se habla inclusive de una cierta somatización del cambio, reflejándose en una bajada de las defensas.
Otra limitación a tener en cuenta relacionada igualmente con la distribución propia del poder, son los actos que hemos
denominado como ejercicios de violencia: los “recuentos” y los “cacheos”. El hecho de que las funcionarias deban
contabilizar a las mujeres presas cada día en diferentes momentos estipulados, es algo que manifiesta el lugar en el que
se está y quién ostenta el poder. En el caso de los cacheos sucede lo mismo, pudiendo darse en este caso con una mayor
violencia palpable para el propio niño/a. Los cacheos o registros tanto de celda como de persona, incluyéndose al propio
niño o niña cuando éstos mantienen contacto con las visitas externas, puede hacerse de acuerdo a la profesionalidad y a
la calidad humana de la funcionaria que lo realice, así, se manifiesta que no existe un protocolo para que estos actos se
regulen oficialmente en base a una especial protección de estas personas, consideradas como “internos especiales”, se
alude a que el funcionariado que se encuentra en contacto con este colectivo, presenta una disposición y con ello empatía
especial hacia los niños y niñas, pero se constata por otra parte, que el sistema de antigüedad es el que finalmente designa
quién ocupa dichos cargos, lo cual subraya la necesidad de introducir dicho protocolo en pro de la garantía de protección
de los derechos de estas personas, que no han sido juzgadas ya que no han cometido ningún acto delictivo.
Así mismo, estos “no internos oficiales” se ven perjudicados por la alarmante masificación que se da en las prisiones
españolas, y con ello se ven perjudicados por la escasez de recursos de tratamiento, propio de nuestro sistema penitenciario
actual, sufriéndolo directamente en la no atención a determinadas necesidades estimulares o a través de la figura de la
madre al no ser atendida de forma individual.
Se observa al respecto de estas cuestiones, como en numerosos casos, prima lo relacionado con la seguridad sobre la
protección que dice perseguir el sistema, y como el ejercicio de poder adulto, se presenta con una mayor contundencia
para estos niños y niñas, lo cual les aleja aún más que al resto de sus iguales, de sus derechos propios, constituyéndose
en muchos casos, en la creación de una especie de generación social, que se apoya a su vez en el concepto de “antiélite
generacional” propuesto en el siguiente epígrafe.
Siguiendo con el enfoque relacional, se analizaron los discursos adultos desde el concepto de grupo minoritario.
Las cuestiones que se han vinculado con el grupo minoritario de personas presas, en relación con el de infancia, se
corresponden con lo ya expuesto y se resaltan con la hostilidad del medio, la violencia real y simbólica que allí se
produce, existiendo la posibilidad de que se trasmitan afectividades negativas y sentimientos contrapuestos por encima
del amor materno, así mismo, aspectos como el de la gran carga emocional que sobrellevan las mujeres (doblemente
condenadas), la presión psicológica fruto de su situación, tanto familiar como personal, e inclusive la experimentación de
algunas situaciones de maltrato que se han vivido en su pasado. Todo ello, supondrá que la madre en algunas ocasiones,
se transforme en un canal de trasmisión directa para el hijo/a, lo cual no puede dejarse de atender cuando se habla de
protección del interés superior del niño/a.
También es necesario valorar las consecuencias físicas de la prisionalización a las cuales se alude desde los discursos
maternos en forma de vértigos, irregularidades en la menstruación, insomnio o falta de apetito, siendo estas dos últimas
comunes en algunos niños/as no nacidos en el centro, al igual que se habla de una pérdida de habilidades, como por
ejemplo el control de esfínteres. Muchas de estas mujeres desconocían la situación a la que se estaban exponiendo al
cometer el acto delictivo, sobre todo, en el caso de las mujeres extranjeras que realizaron la función de “correos de la
droga”, es por ello que al ingresar en el centro y tomar contacto con la pena a la que se enfrentan, sufren un gran golpe
emocional que hace la estancia en la prisión aún más complicada.
Esta última idea, nos adentra en el análisis del impacto en el grupo infancia de la cuestión del origen cultural, racial y/o
étnico. La mayoría de las mujeres extranjeras (y españolas) que se encuentran en prisión han sido detenidas por cuestiones
CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA
XI Congreso Español de Sociología (FES)