Libro de Actas final_2

GT 24 GRUPO DE SOCIOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN Y DEL LENGUAJE
requisito de la localización física, como ocurría hasta fechas muy recientes y una considerable mejora en la accesibilidad,
haciendo a cada individuo más directamente localizable y por tanto, mucho más accesible para todos aquellos que quieren
comunicar con él.
En la actualidad, la forma en la que los usuarios lo utilizan es primando su carácter de medio de comunicación que facilita
la conectividad ubicua de los individuos, más que como elemento que proporciona movilidad potencial a la hora de
comunicarse. Castells denomina a este cambio, conectividad permanente (Castells et al, 2007) y añade que los jóvenes
le dan más importancia a este aspecto, que les posibilita crear nuevos límites organizativos y espaciales en las relaciones,
que al poder trasladarse de sitio mientras están hablando.
El móvil, también añade Castells, les ofrece un contacto perpetúo (Castells et al., 2007; Katz y Aakhus, 2002), los
individuos lo llevan siempre con ellos y forma parte de su vida cotidiana, les permite crear y mantener sus grupos
de iguales y establecer redes sociales permanentes y continuamente en línea. Continúa Castells añadiendo, como en
determinados países, hace referencia a estudios realizados en Estados Unidos y China, un joven puede tener problemas
de relación con su grupo de iguales, no formando parte de las redes sociales, si no posee un teléfono móvil, con el que
comunicarse.
Transformaciones a nivel del yo.
Meyrowitz (2005) destaca cómo la telefonía móvil, de entre todas las TICs, es la tecnología que más ha contribuido a
la formación de un otro generalizado mediado, al modificar el impacto de los otros en la configuración del yo. Ya que
permite una interacción constante con sujetos físicamente distantes pero accesibles, se producen relaciones personales
intensas con un grupo previamente seleccionado (amigos y familiares a los que se llama frecuentemente), los cuales
contribuyen a validar la conducta, pensamientos y sentimientos de los sujetos y sirven de base para la construcción de
identidades individuales (Matsuda, 2005).
También se señala, otro aspecto relevante de la influencia del móvil en la construcción del yo, ya que ofrece al individuo
un tipo de seguridad individualizada (Habuchi, 2005), al existir un grupo social permanente siempre “en línea”. El
sujeto sabe que el otro “siempre esta ahí”, para proporcionarle información, afecto seguridad y apoyo. Otros autores
mencionan como esta “falsa seguridad”, puede acabar convirtiéndose en una necesidad, casi infantil, de los demás en el
momento de emitir decisiones y juicios; lo que genera una dependencia del grupo de otros significantes (Geser, 2004), la
cual puede acabar transfiriéndose al aparato que posibilita el contacto con ellos (Katz, 2008).
Campbell y Park (2008), continúan estas investigaciones, haciendo referencia a los cambios producidos a nivel de identidad,
en la representación simbólica del yo. El teléfono móvil, acompaña casi siempre al individuo y le permite comunicarse,
mientras el sujeto está en movimiento. Lo que ha hecho, que su penetración, sea superior a la de otros dispositivos de
comunicación personal, como son los ordenadores portátiles, cuya flexibilidad a la hora de poder establecer conexión
con los demás es menor. Este elevado grado de unión con el individuo, con su cuerpo, conlleva que muchos usuarios
del mismo, lo empiecen a considerar como una extensión de su propio organismo (Gant y Kiesler, 2001; Hulme y
Peters, 2002), llegando a ser considerado como comentan investigadores finlandeses, “Kännykka”, término que significa
extensión de la mano, (Mäenpää, 2000; Oksman y Rautiainen, 2003).
El simple hecho de usar un dispositivo móvil, implica que el individuo ha de utilizar todos sus sentidos para permanecer
en contacto con sus amigos, lo que genera nuevas formas de apego emocional y, por lo tanto, nuevas representaciones
simbólicas del yo (Vicent, 2005).
Otro aspecto comentado también por algunos autores, como (Katz et al., 2003; Fortunati, 2005) es cómo el móvil, colabora
en la definición del estatus, del grupo de pertenencia y del estilo del individuo; debido a las altas posibilidades de
personalización que dicho artefacto ofrece (distintas marcas, colores, tonos de llamada, ornamentos de adorno, etc.).
Llegando a ser una representación simbólica del propietario del mismo (Alexander, 2000; Skog, 2002; Lobet-Maris,
2003), este tema es de vital importancia en el caso de los jóvenes, debido a que el dispositivo tiene una consideración
altamente elevada para ellos, al actuar como elemento que contribuye a su formación y como reflejo de su identidad. Leung
y Wei (2000) añaden que el teléfono móvil, para este colectivo, se convierte en un elemento de expresión simbólica de
la identidad social.
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Cambio en los conceptos de espacio y tiempo.
La utilización del móvil ha conllevado una reorganización en los conceptos del tiempo y del espacio, no siendo ya
necesaria una separación entre ambos, como ocurría con los medios de comunicación usados hasta el momento. La
telefonía móvil ha dado lugar a que se haya establecido una continuidad entre ambos términos.
El espacio ha perdido toda su importancia, como medio que influía en la posibilidad de que una comunicación se produjera
o no. Los individuos pueden comunicarse desde cualquier lugar, ya no es necesario encontrarse en un sitio determinado,
como ocurría en el caso del teléfono fijo.
CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA
XI Congreso Español de Sociología (FES)