Libro de Actas final_2

GT 17 GRUPO DE SOCIOLOGÍA DE LA EDAD Y CICLO VITAL
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y Gregg, 1997; Coyne, Reichman y Berbig, 1993); 2) las perturbaciones conductuales que se producen en el estadio
moderado de la enfermedad y que generan grandes dificultades en las familias (Cooney et al., 2006); 3) los trastornos en
el habla y el deterioro cognitivo, que impiden a la mayor parte de los ancianos con demencia a explicitar la existencia de
maltrato (Hansberry, Chen y Gorbien, 2005).
Diversas publicaciones han tratado de concretar factores específicos que determinan el maltrato a este colectivo; dichos
factores están relacionados con los tres aspectos que anteriormente hemos señalado y que suponen parte de la justificación
de dedicar el estudio del maltrato a una sola enfermedad como la demencia, y me refiero a la carga, a los trastornos
conductuales y al deterioro cognitivo. De esta forma, señalamos el estudio más antiguo consultado, que señala la edad del
cuidador, el deterioro de la salud de éste y el convivir juntos en la misma casa, además de la propia demencia, como los
factores de riesgo del maltrato más importantes (Grafstrom, Nordberg y Winblad, 1993). También destacamos el estudio
realizado por Cooney et al. (2006) en el cual se distingue entre abuso verbal y abuso físico, relacionando al primero con
la salud mental del cuidador y con los problemas conductuales del enfermo con demencia, y asociando al segundo tipo de
maltrato con una percepción de mala salud por parte del cuidador; tanto el abuso verbal como el físico tienen una fuerte
correlación con las emociones expresadas del cuidador. Otro trabajo destaca el estrés en la familia, la disminución de la
funcionalidad de la persona con demencia y el deterioro cognitivo como los factores más determinantes de la violencia
al anciano con demencia (Vanderweerd, Paveza y Fulmer, 2006). Un estudio, realizado en Irlanda del Norte, señala
como factores determinantes una mala relación entre cuidador y enfermo antes de la aparición de la enfermedad, abuso
físico o verbal por parte del individuo dependiente, el nivel de ansiedad percibido por el cuidador y la percepción de no
recibir ayuda; es notorio como en esta investigación se descartan elementos determinantes que en otras publicaciones sí
resultaban vigentes, como por ejemplo, la dependencia física y el deterioro cognitivo del enfermo o el contexto financiero
o social de la familia cuidadora (Compton, Flanagan y Gregg, 1997). En otra investigación se ha señalado también
la relación deteriorada entre el anciano maltratado como factor de riesgo del abuso verbal y el aislamiento social del
cuidador, su mal estado de salud y la cantidad de tiempo que el dispensador de atención lleva apoyando al anciano con
demencia como factores de riesgo del abuso físico (Cooney y Mortimer, 1995). La publicación firmada por Coyne et al.
(1993) explicita resultados que van en la misma línea que lo expresado en la investigación anteriormente mencionada, ya
que los años de cuidado, los niveles de carga autopercibida por el cuidador y la depresión sufrida por éste aparecen como
los factores más determinantes del maltrato al anciano con demencia.
Resaltamos especialmente dos estudios, publicados muy recientemente. El primero al que aludimos es el llevado a cabo
por Cooper et al. (2010), en el cual, en una entrevista a 220 cuidadores procedentes del medio comunitario, se llega la
conclusión de que más horas semanales de cuidado, la percepción de abuso y maltrato por parte de la persona que es
cuidada y una alta puntuación en las escalas de carga auto-percibida constituyen los más importantes factores de riesgo
para la utilización del maltrato por parte del cuidador. Lo interesante del trabajo mencionado es la consideración de que
la ansiedad del cuidador es un predictor del reconocimiento del maltrato, aunque dicha ansiedad está mediada tanto por
la carga como por el uso de estrategias de afrontamiento ineficaces. El segundo estudio al que hacemos referencia es
el realizado por Wiglesworth et al. (2010), en el cual se escogieron 129 parejas de cuidadores-individuos con demencia
y se detectaron factores determinantes del maltrato asociados tanto al proveedor de cuidados, como al sujeto enfermo;
respecto a los cuidadores se destacan aspectos relacionados con la ansiedad, con los síntomas depresivos, con los contactos
sociales, con la carga percibida, con la carga emocional y con las limitaciones en el rol de cuidador debido a problemas
emocionales; las dimensiones que atañen al individuo con demencia se refieren más a las agresiones físicas y psicológicas
de la persona enferma hacia el cuidador.
Además de la especificación de factores que contribuyen al maltrato en la demencia, se han realizado diversos estudios que
han tratado de demostrar la potencia de la demencia como factor determinante, por sí misma, del abuso al que padece la
enfermedad, a través de comparaciones entre casos y controles (Dyer et al., 2000; Grafstrom, Nordberg y Winblad, 1993).
Hacemos hincapié también en un estudio poblacional en varios países de Europa que establece comparaciones entre
personas con diferentes patologías, estableciéndose la demencia, el deterioro cognitivo y la existencia de delirios como
factores determinantes por sí mismos de maltrato al anciano con demencia (Cooper et al., 2006). Un estudio japonés,
basado en un análisis retrospectivo de personas mayores en la provincia de Grifu, mostraba también a la demencia como
un factor propiciador del abuso por sí mismo, junto con la dificultad en la realización de las actividades de la vida diaria,
y el aislamiento social (Akaza et al., 2003).
Hay un trabajo en el que se afirma algo diferente a lo apuntado hasta ahora, ya que se señala que aquellas mujeres que
hayan recibido malos tratos a lo largo de su vida podrían tener más predisposición a padecer demencia en su senectud;
por lo tanto, en este caso el abuso o maltrato sería un elemento a tener en cuenta como provocador de la demencia, por
las lesiones cerebrales que pueden originar dichos ataques. No existen investigaciones posteriores que hayan seguido
profundizando en esta hipótesis, pero sí creemos conveniente señalar esta posibilidad (Leung, Thompson y Weaver, 2006).
CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA
XI Congreso Español de Sociología (FES)